Ante las críticas de la oposición de que su gobierno se doblegó en Sinaloa, el presidente aseveró que tiene la conciencia tranquila porque actuó de manera correcta, porque de continuar con el operativo por parte de la Guardia Nacional, sin lugar a dudas hubiera habido daños colaterales, como sucedió en otros gobiernos, que convirtieron al país en un cementerio.
Apuntó que lo acontecido en Culiacán, Sinaloa, la semana pasada sirvió justamente para contrastar los dos modelos de seguridad: el de antes y ahora. En el primero con el argumento de obtener buenos resultados, no importaba que hubieran daños colaterales y en el actual, en el que pese a que señalan que el gobernante “no tiene pantalones”, se privilegia la vida de los mexicanos.
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Aunque hay algunos sondeos que refieren que son más los ciudadanos quienes están en desacuerdo con la liberación de Ovidio Guzmán, el presidente comentó que los mexicanos aprobaron su decisión.
“Siempre creo mucho en la sabiduría de la gente y sé que la mayoría de los mexicanos aprobó la decisión, imagínense esos mismos que gritaban como pregoneros que había que usar la fuerza y que tenían que demostrarse que había pantalones, esa construcción machista, como si gobernar un país fuese el equivalente a actuar como el encargado de un cuartel, como un represor”, destacó.