Hoy, 22 años después, cuando las conversaciones se miden TT, hashtag alcances y reproducciones de video de YouTube, la comunicación del gobierno la lleva un solo hombre: el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En México, la comunicación se ha mantenido centrada en un vocero desde finales de los años 90, la diferencia es que ahora ese cargo lo ocupa el mismo presidente de la República, que se siente muy cómodo ante los medios y que aprovecha la velocidad del internet para colocar sus mensajes.
“Hoy, los temas cambian de manera vertiginosa, tan rápido que los medios se quedan simplemente en el señalamiento de los sucesos, no hay un análisis crítico y de fondo de ellos porque no hay tiempo para analizarlos”, apunta el actual director general de Estrategia Total, una consultoría de política y relaciones públicas.
“Esto es conveniente para el gobierno actual, ya que los temas negativos pasan prácticamente desapercibidos de un día para otro, pero también puede ser contraproducente ya que los temas positivos también se olvidan demasiado rápido.
Lerdo de Tejada fue el segundo encargado de la Comunicación Social del sexenio 1994-2000pero fue el primero con la categoría de vocero gubernamental; esto fue en un periodo en el que se modificaron muchas costumbres en la relación del gobierno con la prensa. “Zedillo fue un presidente que evitó la prensa muchísimo, no se sentía a gusto con estar enfrentando sus preguntas”, recuerda.
“Nos interesaba mucho que no fuera nada más el presidente el que estuviera en los medios, sino también los distintos secretarios de Estado y otros órganos, es decir, que fuera un gobierno más compartido y menos centralizado en la figura del presidente”, señala Tejada en entrevista.
Y fue por eso que el manejo de la comunicación oficial del Estado corrió a cargo del vocero presidencial durante ese periodo. De hecho, antes de la llegada de Lerdo de Tejada, se intentó establecer una serie de conferencias de prensa periódicas del presidente con los medios; sin embargo, sólo se pudieron realizar tres y después se olvidó el tema para el resto del sexenio.