El objetivo es “prevenir el abuso, la dependencia y el tráfico ilícito de sustancias con potencial adictivo”, además de preservar, con vigilancia rigurosa, el acceso a fuertes medicamentos “con usos terapéuticos legítimos”.
Los cambios fueron propuestos en la reforma a la Ley General de Salud de la presidenta Claudia Sheinbaum, que el Senado aprobó el pasado 11 de diciembre.
De acuerdo con el dictamen, con esta decisión México actualiza su normativa con los estándares internacionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
Prohíben la superdroga Nitazeno
La modificación legislativa establece la prohibición del Nitazeno, una sustancia sin valor terapéutico más potente que el fentanilo, letal en dosis mínimas y resistente a los antídotodos contra sobredosis como la Naloxona.
Los precursores químicos, fentanilo, nitazenos y otras drogas sintéticas no autorizadas legalmente se incluyen como estupefacientes con prohibición de su producción, distribución, comercialización y enajenación.
El Carfentanilo, un sedante para animales tan grandes como los elefantes, también entró a la lista de estupefacientes. Su uso es veterinario solamente, pero de manera ilícita se aplica como adulterante de otras drogas.
También el Parafluorofentanilo, un analgésico potente análogo del fentanilo. Aunque fue desarrollado en 1960 por una farmacéutica, actualmente no tiene un uso médico aceptado en Estados Unidos y está clasificado como una sustancia controlada en la Lista I de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
La lista de estupefacientes implica que esas sustancias solo podrán usarse con fines exclusivamente médicos o científicos, por profesionales autorizados por la Secretaría de Salud y mediante recetarios especiales.