Entre quienes se han manifestado en contra se encuentran los ministros en retiro Javier Lainez Potisek, José Ramón Cossío y Olga Sánchez Cordero, quienes advierten que, en lugar de empoderar a los ciudadanos, las modificaciones restringen sus posibilidades de defenderse frente a actos de autoridad.
En cambio, el también ministro en retiro y actual funcionario de la Presidencia, Arturo Zaldívar, y el exmagistrado veracruzano Eduardo Andrade han expresado su respaldo a las modificaciones.
Esto es lo que ha expresado sobre la reforma el foro jurídico:
Javier Lainez Potisek
Lainez Potisek consideró que la reforma “pone piedras en el camino de los ciudadanos y facilita las cosas a la autoridad”.
Recordó que el amparo es una figura jurídica a la que recurren los ciudadanos cuando consideran que un acto de autoridad les afecta en su salud, negocio o educación, y pueden solicitar la suspensión de los actos reclamados para evitar daños.
Según el ministro en retiro, la reforma impone nuevos requisitos para determinar quién tiene derecho a pedir amparo —es decir, quién posee “interés legítimo”—, además de establecer restricciones sobre cuándo procede la suspensión de los actos reclamados.
El nuevo concepto de interés legítimo “parece una camisa de fuerza para el juez”, señaló, pues limita la posibilidad de admitir amparos colectivos, como los promovidos por comunidades —no solo indígenas— en defensa de derechos ecológicos.
También expresó preocupación por el tema del bloqueo de cuentas, práctica que realiza la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) “sin base constitucional”.
“El bloqueo de cuentas es una medida cautelar que corresponde al Ministerio Público, conforme al Código Nacional de Procedimientos Penales. La UIF lo ha hecho en muchos momentos de manera poco ética”, dijo.
Lainez explicó que la reforma prohíbe la suspensión provisional en esa materia, salvo que se acredite la legalidad de los recursos. “Pero si ya se acredita la licitud, entonces ya no habría razón para ningún congelamiento”, concluyó.
José Ramón Cossío
El ministro en retiro José Ramón Cossío también consideró que la Ley de Amparo “fortalece la posición del Estado frente a los ciudadanos”.
A su juicio, uno de los principales retrocesos es el acotamiento de la figura del interés legítimo. “Si alguien teme que una construcción o decisión de gobierno le afecte y quiere tramitar un amparo, se le dirá que no puede hacerlo hasta que demuestre que en lo individual sufrirá una lesión”, explicó.
Esto eleva el umbral de prueba y “muy poca gente podrá hacerlo”. En casos como el Tren Maya, ejemplificó, el quejoso tendría que demostrar afectación a su terreno particular, aunque el daño sea ambiental o colectivo.
Antes de la reforma, la sociedad podía interponer amparos en defensa de derechos colectivos como el medio ambiente o la salud pública; esa posibilidad, advirtió, ya no existirá.
Cossío consideró que la reforma no implica la desaparición del amparo, pero sí un retroceso en su evolución como instrumento de defensa frente a los actos de autoridad.
En materia fiscal y de telecomunicaciones, añadió, los contribuyentes y concesionarios perderán posibilidades de defensa jurídica para evitar embargos o ejecuciones mientras litigan, debiendo esperar a la resolución final, “cuando el daño ya podría estar hecho”.