Ante todo, defiende la continuidad y precisión de este cálculo, reconocido a nivel internacional, que actualmente supervisa.
Maldonado fue designada en el Inegi como titular de la Coordinación General de Medición de Pobreza y Evaluación Integral de la Política de Desarrollo Social. Anteriormente fue investigador del Coneval, organismo que diseñó esta métrica y la estimó por varios años, hasta su extinción en 2025 por una reforma constitucional.
Para ella, este ejercicio estadístico bianual permite conocer los promedios y extremos en un país tan desigual como México. Los datos lo confirman: a nivel nacional, la pobreza moderada disminuyó 10.7 puntos porcentuales desde 2018. La pobreza extrema, solo 1.7.
En algunos estados más del 60% vive en pobreza y miles son vulnerables por no tener acceso a salud, vivienda, alimentación, servicios básicos o educación.
“Cualquier carencia es un derecho vulnerado y debe leerse como un desafío, como una señal de alarma”, subraya. “Hay claroscuros: avances muy destacables que hay que reconocer y analizar cómo podemos preservarlos y fortalecerlos. Pero también la deuda histórica del Estado en materia social, que se refleja en estos indicadores de carencia”.
"Las transferencias podrían ser más poderosas"
La disminución de la pobreza se atribuye principalmente al aumento de los ingresos por trabajo, por lo que Maldonado reconoce que los apoyos necesitan llegar a los más vulnerables. "Está siendo muy difícil llegar a los más pobres entre los pobres con estas transferencias", dice.
Expansión Política (EP): En comparación con la pobreza moderada, la pobreza extrema disminuye poco en 2024. ¿Qué está sucediendo?
Claudia Maldonado (CM): El motor fue el ingreso laboral, el ingreso que proviene del trabajo, y las personas en situación de pobreza extrema están excluidas de este mecanismo. Puede ser que por eso no tenemos avances muy importantes en pobreza extrema.
Uno pensaría que, si le echamos todas las ganas a la política social, la primera pobreza que tendría que eliminarse, abatirse, es la pobreza extrema. Creo que un país como México lo puede hacer y lo debe hacer.
Es más difícil llegar a la población en pobreza extrema porque puede estar muy alejada, dispersa y tiene acumulación de desventajas"
EP: ¿Quiénes son las personas en pobreza extrema?
CM: Son 7 millones de personas que no tienen la capacidad de que les alcance para comprar su canasta básica, para comer. Si gastaran el 100% de su ingreso, no les alcanzaría para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación. Y además tienen tres o más carencias. Están sobrerrepresentadas en el ámbito urbano, la población indígena.
Analizando de qué tamaño es la economía mexicana, saber que hay 7 millones de personas en esta situación y que la tasa de reducción es muy modesta, comparada con la capacidad potencial que tiene el país, por supuesto que es una enorme señal de alarma.
EP: ¿No les están llegando las transferencias, no se están focalizando los programas sociales?
CM: También se documentó, y es parte del debate, que los programas universales, a pesar de aumentos en cobertura muy importantes, perdieron progresividad. Y eso supone que todavía está siendo muy difícil llegar a los más pobres entre los pobres con estas transferencias.
Si nosotros aumentamos dramáticamente el gasto en transferencias, pero empezamos en el decil 10 (más ricos), no va a haber capacidad de revertir la desigualdad por medio de las transferencias. Por eso es muy importante la progresividad, la capacidad del Estado de llegar primero a los más pobres de los pobres. Yo creo que las transferencias podrían ser mucho más poderosas y espero que logren serlo.