De acuerdo con el documento “Elecciones del Poder Judicial, Hallazgos previos a la jornada electoral”, los candidatos únicos son para los cargos de jueces de distrito y magistraturas de Circuito, y en su mayoría son mujeres; entre ellas está Nora Ileana García Peralta, Jessica Romero Butrón, Maribel Castillo Hernández, Luz María Ortega, entre otras.
Esto es a nivel federal, pero a nivel local también hay casos de candidaturas únicas, como en Durango, donde hay 49 candidatos para los 49 cargos disponibles, y todos ellos fueron elegidos por los Comité de Evaluación del Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Esto significa que la victoria para ellos está garantizada.
Otros estados donde hay casos de candidaturas únicas son Aguascalientes, Baja California, Durango, Tamaulipas y Veracruz. En esta última entidad solo hay un caso donde el contendiente tiene asegurado su lugar con un solo voto.
En este mismo informe de Integralia se menciona que para la elección judicial hay “sentimiento positivo”, pero aún persiste el desinterés en las campañas.
“La mayoría se expresa positivamente de la elección. No obstante, el interés mediático y ciudadano ha sido bajo. Se estima que las campañas digitales tendrán muy bajo impacto en el número de votos que obtengan las y los candidatos. En última instancia, la votación será más bien consecuencia de la movilización electoral”, se lee.
Además se menciona que en estos días de campaña ha subido el conocimiento de la fecha de la elección, pero hay bajo conocimiento de las candidaturas. Por ejemplo, encuestas como la del El Financiero retratan que de abril a mayo el porcentaje de conocimiento del día de la elección subió 20 puntos.
“No obstante, la premura con la que se implementó la elección, la falta de eventos públicos masivos y personas que en su mayoría no aparecían en la agenda pública, provocaron que la mayoría de las candidaturas sean desconocidas entre el electorado”, menciona Integralia.
Además, considera que será la elección con mayor proporción de voto movilizado e inducido, ya que asegura que la baja participación que se anticipa, la complejidad de las boletas y el gran número de cargos, es el “entorno propicio para que la mayoría de los votantes acuda por presión o compra y con “acordeón” para escribir los números dictados por partidos y gobiernos. Esto rompe con uno de los principios de la elecciones democráticas: el voto libre”.