El estudio El ocaso del Fonsabi, de los investigadores Mariana Campos y Jorge Cano, expone que para cáncer de mama se dieron 66,000 menos consultas en el mismo periodo y para cáncer cervicouterino 210,000 menos.
En los últimos dos años, apenas 5% de los gastos del Fondo de Salud para el Bienestar (Fonsabi), fideicomiso destinado a la atención de enfermedades de alto costo, como el VIH o el cáncer, se dedicó a ese objetivo. El 95% restante se ha usado para el gasto corriente del Insabi o se ha transferido a la Tesorería de la Federación, subraya el informe basado en datos de la Secretaría de Salud.
“Cuando una familia no accede a los servicios de salud y tienen que enfrentar gastos que no se habían considerado, esto pone en riesgo su vida y, además, tiene un impacto económico que puede afectar el patrimonio”, dijo Campos, coordinadora del Programa de Gasto Público y Rendición de Cuentas de México Evalúa, en un diálogo de la organización.
Con esto, el gasto en VIH, que promedió 3.6 mil millones de pesos en el sexenio pasado, disminuyó a 1.8 mil millones de pesos en 2021, un recorte de 48%. Mientras que al cáncer infantil se destinaron 15 millones de pesos del Fonsabi, 97% menos que el promedio.
“Todo esto se puede agravar, no sabemos en qué magnitud, pero sí sabemos que esto ya venía ocurriendo y no se ve con claridad que el IMSS-Bienestar vaya a revertir esta situación”, agrega el De la Torre.
El reto para IMSS-Bienestar
Con la operación del Insabi, 15 millones de personas sin seguridad social perdieron acceso a servicios médicos. De éstas, 6.5 millones dejaron de recibir atención antes de la pandemia de covid-19. Así que el IMSS-Bienestar debe recuperar a esos pacientes y, además, sumar al resto de la población sin afiliación.