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Decesos en exceso e irregularidades, secuelas de covid a 3 años de la emergencia

Gran cantidad de muertes, irregularidades en los recursos destinados a las vacunas anticovid y una atención médica deficiente son algunos de los saldos de la pandemia a tres años de iniciar en México.
mar 28 febrero 2023 11:59 PM
(Un grupo de trabajadores hacen fila para hacerse la prueba Covid)
El 27 de febrero de 2020 se confirmó en México el primer caso de Covid-19.

Las repercusiones humanas, económicas y sociales de la pandemia de covid-19 continúan latentes a tres años del primer caso confirmado en México. Al 26 de febrero de 2023, en el país se registran oficialmente 332,986 decesos por el nuevo coronavirus y 7 millones 450,992 contagios confirmados.

A las pérdidas humanas se suman los estragos que esta emergencia sanitaria causó en la salud mental de las personas, los problemas económicos y la alta presión al sistema de salud mexicano que, como otros, no estaba preparado.

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“Nos quitaron dos años de nuestra vida”, dice Gustavo Olaiz, coordinador general del Centro de Investigaciones en Políticas, Poblaciones y Salud de la Facultad de Medicina de la UNAM.

De enero de 2020 a septiembre de 2022, en México se esperaban de 2 millones 027,365 a 2 millones 140,409 defunciones, pero ocurrieron 2 millones 820,990, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Es decir que el exceso de mortalidad debido a la pandemia es de entre 39.15 y 31.80%, con hasta 793,625 muertes adicionales.

Los recursos del sistema de salud

Para atender la pandemia de Covid-19 en México, las autoridades de salud debieron disponer de recursos extraordinarios para comprar vacunas y medicamentos. Sin embargo, las deficiencias al ejercer 27,000 millones de pesos llevó a duplicar pagos a farmacéuticas, a no revisar las fechas y condiciones de las vacunas y no distribuirlas a tiempo.

Hasta septiembre de 2021, se habían contratado a ocho farmacéuticas 260 millones 505,240 dosis de vacunas contra el virus SARS-CoV-2. Pero la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó algunas fallas en las compras.

Por ejemplo, a la empresa Pfizer Export se le realizaron pagos duplicados por 274 millones 987,300 pesos en mayo de 2021. Aunque hasta 2022 la compañía regresó el dinero al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), la ASF señaló que no se proporcionó evidencia del reintegro de los rendimientos financieros generados.

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A la farmacéutica Serum Life Sciences Ltd., contratada para adquirir la vacuna AstraZeneca, también se le duplicaron pagos por 71 millones 966,400 pesos. Pese a que estos recursos se reintegraron después al Insabi, la ASF consideró que existieron “debilidades en el control y supervisión de los recursos ejercidos en 2021 para la adquisición, recepción, almacenamiento y distribución de las vacunas contra el virus SARS-CoV-2”.

El organismo auditor detectó también que de las compras de vacunas con cinco laboratorios se contó con información parcial sobre la cantidad de dosis por adquirir y discrepancias en los datos sobre el total de dosis, los números de lotes y las facturas de las vacunas que llegaron a México.

Los registros de las vacunas almacenadas en los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), no señalaron, en algunos casos, la temperatura con las que se recibieron las dosis, el número de lote y de vacunas entregadas, las fechas de recepción, de entrega y de caducidad, ni la firma del servidor público responsable de la recepción de las vacunas en las entidades federativas.

Sin esos datos y sin dar seguimiento oportuno, la ASF reportó que 1 millón 631,610 dosis de las vacunas contra covid-19 caducaron en marzo y abril de 2022 mientras continuaban almacenadas en el Instituto Nacional de Virología.

La pérdida de vidas

La mayoría de las personas que han muerto por Covid-19 en México tenía entre 40 y 69 años. En el estudio Covid-19 en México: un perfil sociodemográfico, el investigador de la UNAM Héctor Hernández Bringas apuntaba que 94% de los decesos correspondieron a trabajadores manuales y operativos, amas de casa, jubilados o pensionados y personas sin empleo, quienes, pese al confinamiento, siguieron usando el transporte, las vías públicas y acudiendo a mercados para subsistir.

“El trabajo a distancia es viable para las personas de más altos ingresos, pero no lo es para los trabajadores manuales u operativos o quienes asumen el rol de proveedores del hogar”, explicaba el académico del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias.

Muchas personas que murieron sí tenían otras enfermedades previas que complicaron su pronóstico, como diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo. Sin embargo, subraya el doctor Gustavo Olaiz, la respuesta laxa del gobierno federal también influyó.

“Tuvimos una tolerancia muy amplia y eso implicó más casos y más defunciones para México”, subraya.

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Los datos del estudio del doctor Hernández Bringas muestran tendencias de lo que ocurrió en México. En el primer año de la pandemia solo una de cada cuatro personas contagiadas recibió atención hospitalaria. Únicamente una de cada cinco personas fallecidas fue atendida en una Unidad de Cuidados Intensivos y se intubó a 29 de cada 100 personas que murieron, cuando este procedimiento debía aplicarse a la mayoría de los casos graves.

Estos números, explica, ponen en duda la efectividad de la estrategia del gobierno para contener la pandemia, basada sobre todo en la disponibilidad de camas hospitalarias y de ventiladores mecánicos, debido a que, aunque muchas personas sí tuvieron una cama disponible, la mayoría solo recibió cuidados paliativos.

“Pese a la gravedad de su estado, que los llevaría a la muerte, la gran mayoría no tuvo una atención adecuada para su situación”, expone.

Las secuelas de covid

Aunque los contagios se han controlado, el investigador de la UNAM Gustavo Olaiz advierte que con esto no terminan los efectos de la pandemia. Quedan, asegura, miles de personas con secuelas físicas, neurológicas o de salud mental y su atención representa otro reto para el sistema de salud.

“No hemos salido de la pandemia, seguimos ahí. Tenemos todavía altas y bajas en el número de casos y defunciones”, expone.

Entre las enseñanzas a tres años del primer caso de covid-19 confirmado en México, destaca, está la urgencia de que el Consejo de Salubridad General retome su lugar y preponderancia en la respuesta a las emergencias sanitarias y mejorar los sistemas de vigilancia epidemiológica del mundo para acelerar la divulgación de la información que producen.

“Nos tomó tiempo aprender y ese aprendizaje fue caro en vidas. No son los dos o tres años que hemos vivido la pandemia, es lo que empezó y lo que va a continuar durante mucho tiempo”, dice.

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