A la farmacéutica Serum Life Sciences Ltd., contratada para adquirir la vacuna AstraZeneca, también se le duplicaron pagos por 71 millones 966,400 pesos. Pese a que estos recursos se reintegraron después al Insabi, la ASF consideró que existieron “debilidades en el control y supervisión de los recursos ejercidos en 2021 para la adquisición, recepción, almacenamiento y distribución de las vacunas contra el virus SARS-CoV-2”.
El organismo auditor detectó también que de las compras de vacunas con cinco laboratorios se contó con información parcial sobre la cantidad de dosis por adquirir y discrepancias en los datos sobre el total de dosis, los números de lotes y las facturas de las vacunas que llegaron a México.
Los registros de las vacunas almacenadas en los Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex), no señalaron, en algunos casos, la temperatura con las que se recibieron las dosis, el número de lote y de vacunas entregadas, las fechas de recepción, de entrega y de caducidad, ni la firma del servidor público responsable de la recepción de las vacunas en las entidades federativas.
Sin esos datos y sin dar seguimiento oportuno, la ASF reportó que 1 millón 631,610 dosis de las vacunas contra covid-19 caducaron en marzo y abril de 2022 mientras continuaban almacenadas en el Instituto Nacional de Virología.
La pérdida de vidas
La mayoría de las personas que han muerto por Covid-19 en México tenía entre 40 y 69 años. En el estudio Covid-19 en México: un perfil sociodemográfico, el investigador de la UNAM Héctor Hernández Bringas apuntaba que 94% de los decesos correspondieron a trabajadores manuales y operativos, amas de casa, jubilados o pensionados y personas sin empleo, quienes, pese al confinamiento, siguieron usando el transporte, las vías públicas y acudiendo a mercados para subsistir.
“El trabajo a distancia es viable para las personas de más altos ingresos, pero no lo es para los trabajadores manuales u operativos o quienes asumen el rol de proveedores del hogar”, explicaba el académico del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias.
Muchas personas que murieron sí tenían otras enfermedades previas que complicaron su pronóstico, como diabetes, hipertensión, obesidad y tabaquismo. Sin embargo, subraya el doctor Gustavo Olaiz, la respuesta laxa del gobierno federal también influyó.
“Tuvimos una tolerancia muy amplia y eso implicó más casos y más defunciones para México”, subraya.