La historia de Mariano es una de las cientos de tragedias que terminan con la vida de migrantes que perecen en su intento por llegar a Estados Unidos. Hoy, más que nunca, migrar se ha vuelto una actividad de alto riesgo. Quienes deciden dejar sus países de origen –ya sea por buscar una oportunidad de progreso o al salir huyendo de la violencia– en su camino enfrentan un calvario: coyotes, violencia, secuestros, robos, amenazas y acecho del crimen organizado.
“Cuando más retenes de control migratorio existen en el país, la migración se vuelve más costosa y más peligrosa, porque los migrantes tienen que buscar grupos delictivos que los ayuden a cruzar; ellos los llaman coyotes, son traficantes de personas. Ahora cobran más dinero y los llevan por rutas más peligrosas para evadir retenes. Estas medidas están fortaleciendo a las bandas de la delincuencia organizada”, asegura.
Los montos sobre lo que paga un migrante dependen de la zona desde donde se contrate y la forma en que se desea cruzar. Testimonios de migrantes para este reportaje indican que les cobran entre 2,000 y 7,000 dólares (es decir, entre 41,000 y 205,000 pesos mexicanos). Un informe de la Secretaría de Gobernación muestra que la cifra promedio es de 4,500 dólares (99,250 pesos mexicanos).
Rocío González Higuera, jefa de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas, de la Secretaría de Gobernación, dijo en un foro realizado en la Cámara de Diputados que tan solo en 2019 el tráfico de migrantes arrojó ganancias por 615 millones de dólares (unos 12,600 millones de pesos).
La funcionaria explicó que siete de cada 10 migrantes que proceden de Centroamérica recurren a un coyote; mientras que cinco de cada 10 mexicanos también pagaron por un pollero.
“Es un asunto de oferta y demanda: ante más necesidad y restricciones, más personas buscan quién los pueda cruzar a Estados Unidos, o si vienen de Centroamérica, quién los cruce en la frontera de México. Entonces, ante más restricción, más corrupción y más riesgo. Los están orillando a dejar su vida porque pueden caer en manos equivocadas", afirma el director del albergue Juventud 2000, José María García Lara.
Xicoténcatl Carrasco, quien está en contacto directo con migrantes mexicanos y centroamericanos, comenta que en el cobro a los polleros se incluyen siempre los pagos por corrupción a autoridades.