El integrante de la Academia Mexicanos de Derechos Humanos refiere que incluso los muertos en guerra tienen derecho de identificación, a su traslado a su lugar de origen, a un trato honroso de sus restos y su derecho a un entierro digno, según los Convenios de Ginebra.
Pero miles de migrantes muertos, la mayoría mexicanos y cuyos cadáveres son hallados en desiertos y montañas, permanecen sin identificar en fosas comunes o instalaciones forenses en Estados Unidos y cabe preguntarse el compromiso del Ejecutivo y del Congreso mexicano con esas personas y con sus familias, que también tienen derecho a conocer el destino final de sus seres queridos, destaca.
Trato inhumano postmortem
El 27 de junio en San Antonio, Texas, se hallaron 46 cuerpos de migrantes –la cifra de fallecidos ya es de más de 50- en un camión con remolque, mismos que habrían perecido asfixiados por la ausencia de aire acondicionado y temperatura superior a los 40 grados.
Algunos migrantes más fueron hallados con vida, pero la mayoría de los que perecieron no tenían documentos y no han sido identificados y cientos de familias mexicanas de Oaxaca, Veracruz, Puebla, han iniciado la búsqueda de sus seres queridos y manifestado su preocupación por saber si se hallan entre las víctimas.
En el análisis “Frontera norte: Los migrantes muertos en el olvido”, Pérez Canchola aborda esta problemática de falta de identificación de personas y el abandono de los gobiernos, misma que data de hace casi 30 años.
Indica que el antecedente data de 2005-2006, en que la cancillería mexicana, junto con una universidad de Estados Unidos, buscó identificar a los migrantes muertos para devolverlos a sus familias.
Esto fue a través del Sistema para la Identificación de Restos y Localización de Individuos (SIRLI), a cargo de la cancillería. Pero en 2008 se canceló el programa y de 200 muestras de migrantes muertos sólo se identificó a 14 que fueron entregados a sus familias.
Luego México intentó retomarlo, pero no hay avances y hoy la ausencia de un programa consular en la materia ha dejado en el olvido a los migrantes fallecidos hace años y a los que hoy, a diario, mueren del otro lado en su intento por llegar y trabajar en Estados Unidos.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), de 1996 a 2021 el total de migrantes muertos en el mundo fue de 75,000. De ellos 12% fueron muertes que sucedieron en la frontera México-Estados Unidos.
El año pasado, el primero de gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, los agentes norteamericanos de la Patrulla Fronteriza localizaron los restos de 557 migrantes.
Ese número contrasta con los 63 que fueron reportados en 1995, el primer año en que comenzó el registro. Así, de ese año al 2021 el incremento registrado en 27 años es de 784.12%.
El registro de migrantes muertos empezó en 1995 como resultado de la Operación Gatekeeper, anunciada el 17 de septiembre de 1994 por la administración del presidente Bill Clinton y consistente en más agentes fronterizos, muros métalicos y tecnología (radares, lentes de visión nocturna y sensores) para cerrar el paso, pues se esperaba el incremento de la migración con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio.
Pero esas medidas causaron que los migrantes se arriesgaran a usar túneles y drenajes y “la consecuencia fue un aumento extraordinario de emigrantes muertos y desaparecidos”.
De acuerdo al especialista de 1993 a 2000, años bajo la administración de Clinton, se halló a 1,191 migrantes muertos. La cifra contrasta con los 3,055 de la administración de George Bush (2000 a 2008) y los 2,977 durante la de Barak Obama (2009 a 2016).
Eso tres gobiernos duraron dos periodos, pero en los tres años de Donald Trump, de 2017 a 2020, fueron 1,128 migrantes muertos hallados por la Patrulla Fronteriza.
En el último año de Trump, 2020, se reportaron 282 migrantes hallados muertos en territorio norteamericano, y el primero de Biden, 2021, fueron 557.
De acuerdo con Pérez Canchola, hay sin embargo un número incuantificable de migrantes cuyos restos mortales nunca son identificados y terminan en fosas comunes de California, Arizona, Nuevo México y Texas o hay cuerpos que nunca son recuperados, y en ambos casos quedan fuera de toda estadística y en el olvido.
Festejan remesas, pero los olvidan
El especialista denunció que el trato violatorio a los derechos humanos no es sólo a por no dárseles identidad, sino por el trato dado, por ejemplo, en el cementerio de Falfurrias del condado de Brooks, en Estados Unidos, donde una empresa contratada para sepultarlos durante décadas ha depositado a los migrantes “en bolsas para basura y en algunos casos los cuerpos simplemente son arrojados a la fosa común sin ninguna consideración”.
Pérez Canchola recordó que el 17 de noviembre de 2017 se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto con la nueva Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas, y se anunció como principal herramienta para atender esta nueva responsabilidad un Protocolo Homologado para la Búsqueda de Personas Desparecidas y No Localizadas, vigente desde 2020.
Los beneficios establecidos en esas leyes aplican a los connacionales que migraron, expone, por lo que “existe una responsabilidad del Estado mexicano de cumplir con el pleno respeto a los derechos humanos de todos los mexicanos, incluyendo desde luego a los migrantes que mueren o desaparecen dentro o fuera del territorio nacional”.
Y en el caso particular de los migrantes “hay que hacer referencia a las remesas que cada año ingresan a la economía nacional por decenas de miles de millones en dólares que envían a sus familias”.
Hoy el Banco de México dio a conocer que de enero a mayo de este 2022 ingresaron al país remesas por 23, 508 millones de dólares, lo que representa una cifra sin precedentes, según cifras desestacionalizadas.