Para darle el adiós, la familia del joven estudiante invitó a sus compañeros a su funeral, pero con una condición: nadie iría vestido de negro, pues Ángel disfrutaba de la vida en el campo y vestir de vaquero como un guiño a su profesión.
En las instalaciones de la Universidad de Guanajuato, en el campus El Copal, se colocó un enorme moño negro en señal de luto; mientras maestros y compañeros de Ángel Yael colocaron ramos de flores en su honor.
"La militarización mata"
Tras este suceso, organizaciones civiles, nacionales e internacionales, recriminaron al gobierno mexicano por mantener a las fuerzas militares en tareas de seguridad pública, algo que, señalaron, ha representado un alto costo en vidas humanas desde hace tres sexenios.
Amnistía Internacional repudió el asesinato de Ángel Yael y subrayó que no es un caso aislado, pues en el 2010, soldados del Ejército mexicano mataron a Jorge y Javier, dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey, en Nuevo León, durante un operativo de seguridad.
En el caso de Jorge y Javier, las autoridades y medios de comunicación replicaron la versión oficial que sostenía que los jóvenes eran criminales que estaban "armados hasta los dientes". Por estas declaraciones, en marzo de 2019 el Estado mexicano ofreció una disculpa pública a las familias de las víctimas.
En este sentido, Amnistía Internacional recriminó que una corporación militar como la Guardia Nacional —de la cual se dijo que tendría carácter civil— siga realizando tareas de seguridad pública, pues contraviene los estándares internacionales de derechos humanos.
"La operación de la Guardia Nacional se contrapone con el estándar internacional en la materia, de acuerdo con el cual los Estados solo pueden recurrir a las fuerzas militares en casos excepcionales y por un tiempo definido", subrayó AI.