La organización Educación con Rumbo expone que, ante la posibilidad de que los gobiernos estatales asuman la operación de las ETC, hay dos escenarios:
- Que se vuelva una jornada ampliada y uno una jornada completa, es decir, que concluyan sus actividades a las 14:00 horas.
- Que los padres y madres de familia apoyen con sus propios recursos para dotar de los alimentos a los estudiantes y continúen sus actividades hasta el 16:00 horas.
"Cualquiera de los escenarios que se dé en cada entidad avisa de procesos que se cuidan poco. La interrupción de un programa siempre lastimará a quienes son los beneficiados, en este caso los estudiantes, y no solo por la alimentación que recibían, sino porque la ampliación del tiempo escolar genera una exposición mayor a experiencias sistemáticas de aprendizaje", puntualiza Patricia Ganem, investigadora y vocera de Educación con Rumbo.
Lo que hicieron fue decir: vamos a cambiar a niños por ladrillos.
Luz Romano, vocera de Mexicanos Primero
La Escuela es Nuestra, "la prioridad"
Con la desaparición de las ETC, el total de los recursos serán absorbidos por el programa La Escuela es Nuestra, que, según la SEP, se busca fortalecer para mejorar la infraestructura de los planteles educativos.
De acuerdo con estimaciones de Educación con Rumbo, tomando el presupuesto de las ETC el gasto para estos planes asciende a 150,000 pesos por escuela (si esta tiene hasta 50 alumnos), de 200,000 pesos (entre 51 y 150 alumnos) y de 500,000 pesos (si la escuela cuenta con más de 151 alumnos).
"Esto será siempre insuficiente para cubrir las necesidades de las escuelas con más requerimientos básicos de infraestructura", destaca.
Tan es así, agrega la organización, que todavía en el año 2020 —cumplido un año de operación del programa LEEN— se reportaba que el 27% escuelas de nivel básico no contaban con agua potable; el 17.3% no tenía baños suficientes; y en 14.1% no había servicio de luz.