“(En) la foto actual, vemos que hay crecimiento en algunas zonas geográficas, pero todavía no parecería que va a ser de manera alarmante como fue en las olas anteriores”, dice Héctor Valle Mesto, presidente ejecutivo de la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud).
El experto señala en entrevista que, aunque la variante Ómicron del virus SARS-CoV-2 parece ser mucho más contagiosa, también es mucho menos dañina o agresiva y por eso para las personas vacunadas representa una menor posibilidad de que se desarrolle enfermedad grave. Por ello, cuando se compara la situación actual con otras previas, “hay mucho menos hospitalización con la variante nueva que con las variantes anteriores”.
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De mediados de diciembre de 2020 a los primeros días de enero de 2021, la hospitalización de camas generales estuvo entre 44% y 55%, en tanto que la de camas con ventilador llegó hasta el 46%. Más aún, en algunas entidades el panorama fue más serio: la Ciudad de México, por ejemplo, superaba el 90% de ocupación.
Para ese entonces, solo el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) había incrementado en 39% su capacidad hospitalaria con más de 6,000 camas y puso en marcha la Operación Chapultepec, para trasladar a personal de salud de otros estados a las localidades donde se requerían más.
Actualmente, las autoridades sanitarias han mencionado que están pendientes por si se requiere una nueva reconversión. En tanto, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) envió un oficio a directores de hospitales para pedirles que se prepararan para un incremento en los ingresos hospitalarios y en las bajas por incapacidad del personal de salud.