“Entre los dos le damos gasto a mi abuelita, que cocina en total para seis personas. Ya trabajando y por como están las cosas veo difícil poder regresar a la escuela”, dice el adolescente en entrevista con Expansión Política.
David es uno de los 2.5 millones de menores de edad que, de acuerdo con estimaciones de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim), estarían entrando en actividades laborales por la crisis derivada de la pandemia, sumándose a los 3.3 millones de niñas, niños y adolescentes que se encontraban en esa situación antes de 2020.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que hay una relación directa entre bajo salario y desempleo con el incremento del trabajo infantil; es decir, por cada punto porcentual de pobreza en la población adulta, la situación laboral de menores de edad aumenta hasta 0.7%. Y la pobreza en México, con base en datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), podría aumentar entre 7.2 y 7.9 puntos porcentuales: cada punto adicional se traduce en 285,000 nuevos niñas niños y adolescentes adicionales al trabajo infantil.
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La Redim indica que, hasta antes de la pandemia, el porcentaje de menores de cinco a 17 años en situación laboral era de 11.5% (3.3 millones), pero en este año la estadística podría crecer a 16.5 o 17% debido a los niveles de pobreza que estaría dejando el confinamiento, el cierre de escuelas, los despidos masivos y los recortes de salario.
"El aumento de la pobreza, producto de la crisis económica y de las medidas implementadas debido a COVID-19, orillará a los hogares a recurrir a todos los medios disponibles para sobrevivir, lo que podría empujar a millones de niños, niñas y adolescentes más al trabajo infantil, paralizando el proceso de 20 años para eliminar este flagelo”, alertó la organización civil en su Balance Anual 2020 , actualizado este mes.