Anaya fue el candidato panista menos votado en la historia de Acción Nacional, con 12 millones 600,000 votos. Durante su campaña por la Presidencia enfrentó acusaciones por el delito de lavado de dinero y más recientemente fue implicado por el exdirector de Pemex en el caso Odebrecht.
Horas después de su primer video, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF ), Santiago Nieto, aseguró que el panista es investigado por posibles operaciones con recursos de procedencia ilícita luego de que él y otras 70 personas hubieran sido señaladas por Lozoya en su denuncia ante la FGR.
Las acusaciones judiciales serán el precio que Anaya tendrá que pagar al volver a la escena pública, así lo expresó en el video de su regreso: “sé que es probable que el gobierno intensifique los ataques en mi contra tal y como hizo el gobierno anterior”.
Para el politólogo Francisco Parra, la inteligencia de Anaya ya previó esos ataques, los cuales incluso los utilizará en su beneficio.
Puede ser una jugada de Ricardo Anaya para elevar los costos de una persecución hacia él, porque puede decir. ‘si me empiezan a perseguir por corrupción, caso Oderecht, es por mi rol de oposición'”.
Francisco Parra, politólogo del ITAM.
Pero ese costo podría ser mínimo, si el queretano alcanza un espacio en la Cámara de Diputados en 2021, lo que vendría acompañado de fuero constitucional.
Con el regreso de Anaya, la oposición no necesariamente se juega ganar espacios en las que serán las elecciones más grandes de la historia de México, sino no ceder más poder a Morena.
“La cuestión no es avanzar, sino no retroceder, si se logra, lo demás es ganancia. Al paso que vamos López Obrador se quiere adueñar del país”, apuntó Fernández Santillán.