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Testimonio | Sigamos las recomendaciones o estaremos peor que Italia

Fabiola López y Enrique Mendoza viajaron a España e Italia, pero sus vacaciones terminaron con días de aislamiento porque había la sospecha de que pudieran ser portadores de coronavirus.
jue 19 marzo 2020 06:30 AM
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CORONAVIRUS. Fabiola López y Enrique Mendoza viajaron a Italia en febrero, viaje que terminó en un aislamiento por riesgo a haber sido contagiados de COVID-19.

En mayo de 2019 Fabiola y Enrique compraron boletos para viajar a España, pasear por Francia y conocer Italia, sin imaginarse que esas vacaciones tan esperadas terminarían con un periodo de aislamiento total en México por el riesgo de convertirse en uno de los casos positivos de COVID-19.

A unas horas de que concluir su “encierro” de 14 días recomiendan a los mexicanos tomar con seriedad las recomendaciones del sector salud para que no se replique un escenario similar al de Italia, en donde hay más de 35,713 contagios y 2,976 muertos por coronavirus.

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No lo tomen tan a la ligera. Estuvimos hace tres semanas en Italia, iban 20 casos y ahorita están en aislamiento total. Si los mexicanos no hacemos caso, vamos a estar igual que ellos o hasta peor”, afirma Fabiola López, quien hace unas semanas se tomaba una fotografía en el Coliseo Romano, sin pensar que pronto no podría salir ni a trabajar.

En entrevista con Expansión Política, Fabiola y su esposo Enrique Mendoza relatan cómo en cuestión de días pasaron de estar en sitios turísticos llenos de gente en Italia, a sentir pánico cuando cancelaron corridas de tren y actividades públicas y sobre todo cuando no alcanzaron a comprar un cubrebocas porque el problema del coronavirus había escalado.

“Nosotros tuvimos que modificar nuestro itinerario porque dejaron incomunicado a Milán; entonces, estaban cancelando todas las corridas de trenes; pero días antes estaban abiertos todos los museos, todos los lugares estaban concurridos, no hubo eventos cancelados”, recuerda Fabiola.

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Por su parte, Enrique Mendoza comparte que el 17 de febrero, día en que llegaron a España todo estaba “muy normal”, pero en cuestión de kilómetros y tiempo, todo cambió. En el aeropuerto de Bolonia sí les tomaron la temperatura, lo cual no sucedió en otros aeropuertos. Cuando arribaron a Italia se enteraron de las cancelaciones, entre ellas actividades en escuelas, visitas a museos, funciones de teatros y cines, así como el famoso Carnaval de Venecia.

“Fue ahí cuando nos entró, no pánico, pero sí miedo”, reconoce Enrique.

El matrimonio Mendoza López decidió ya no visitar Nápoles para evitar el riesgo de quedarse varados y regresar a México. Las vacaciones habían concluido, pero aún estaba por comenzar la verdadera batalla contra el fantasma del coronavirus.

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El 1 de marzo, el matrimonio aterrizó en México, sin ningún síntoma de COVID-19; sin embargo, en sus respectivos empleos les recomendaron a todos aquellos que habían realizado algún viaje a países como Japón, Italia, España, permanecer en casa 14 días, e incluso acudir al médico para una valoración.

Ambos acudieron a la clínica 35 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en donde casi de inmediato se prendieron las alertas.

“Nos tomaron todos nuestros datos, el itinerario, el número de vuelo, nos tomaron la temperatura, nos revisaron la garganta, la nariz, y nos preguntó si tuvimos contacto con personas asiáticas, y si teníamos algún síntoma”, relata Fabiola.

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Pero con esa atención también llegó la recomendación: aislamiento. Por lo que durante dos semanas no pudieron volver a salir de casa. El trabajo, la familia y los amigos tendrían que esperar, pero, además, sus medidas de limpieza tendrían que incrementarse.

Lavarse las manos, no tocarse la cara, y traten de no salir… De plano nos aislaron y no podíamos salir a ningún lugar. La primera semana fue estar a la expectativa de si teníamos algún tipo de cambio”.
Fabiola López, mexicana que dio negativo al COVID-19

Y aunque el sistema de salud público mexicano no goza de la mejor reputación, la atención que le brindaron al matrimonio los dejó sorprendidos porque desde el momento que acudieron a la clínica fueron monitoreados y se les dijo que, si surgían los primeros síntomas de contagio como tos, dolor en la garganta o dificultad para respirar, la epidemióloga que los atendía iría hasta su casa.

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Si antes limpiaban y desinfectaban la casa, ahora tenían que hacerlo más profunda y frecuentemente: rociar desinfectante por toda la casa, higienizar todas las superficies con cloro, e incluir chapas de la puerta, lavabos y teléfonos.

En casa, ambos tuvieron que enfrentar el aislamiento, hasta que finalmente fueron dados de alta y las visitas comenzaron a llegar, entre ellos sus padres y hermanos.

Ahora, Fabiola ha vuelto al trabajo, pero en su bolsa, un artículo infaltable es el aerosol desinfectante; en tanto Enrique deberá esperar otros días más, y no porque esté en aislamiento, sino porque su empresa optó por el home office para sus empleados. Eso sí, ambos tienen claro que no hay que arriesgarse asistiendo a eventos masivos, tanto que dejaron de asistir al Vive Latino el pasado fin de semana.

Ojo: Aquí toda la información oficial del coronavirus COVID-19

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