¿Qué cambió desde que salió la primera versión de este ‘Manual de periodismo’, hace 33 años?
La evolución tecnológica, la posibilidad de utilizar medios que se desconocían hace 33 años. En ese entonces, aún se usaban instrumentos como el fax, por ejemplo, como el teléfono, pero con llamadas para dictar la información, y actualmente con el uso de la internet y los medios, en los que por cierto yo no estoy, las redes sociales, que lo mismo puede ser Instagram, Facebook, Twitter, o cualquiera de esos, hacen que la noticia propiamente salga casi siempre antes que en ningún otro medio en las redes sociales, lo cual no hace de esos medios pues medios periodísticos.
¿Las redes sociales son imprescindibles para hacer periodismo en la actualidad?
No. Son un apoyo importante, no creo que sean imprescindibles porque, por ejemplo, yo no he dejado de reportear, todos los días salgo, trato de afinar, averiguar, constatar para normar criterio, aunque fuera solo para eso, y yo no empleo las redes sociales.
Tengo personas y conocidos y amigos y compañeros de trabajo a través de los cuales me entero de algunas cosas de las redes sociales que vale la pena que yo sepa; en ese sentido, pues creo que siempre estoy actualizado de qué diablos pasa en las redes sociales, pero yo no las necesito para trabajar.
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¿Cómo ha vivido la transición del periodismo tradicional que se hacía en 1970 a la fecha, con los medios digitales?
A mí me atrae mucho la posibilidad esta que se nos pone a la mano de emplear nuevas tecnologías para resolver problemas, por ejemplo, de envío de información, pero en cuanto a que me ocupo de una misma cosa, que no ha variado jamás, que es averiguar lo que pocos saben para transmitirlo a los que más lo ignoran, mi inquietud principal se centra, ya ni siquiera en lo que ocurre, sino en cómo contar eso que sucede porque novedades como tales prácticamente no hay ninguna. Es otro partido de futbol, es otro asesinato, es otro acto de guerra, es alguna otra hazaña científica, pero siempre estamos hablando de lo mismo, lo único que ocurre es que cambian las circunstancias y los protagonistas. El gran reto que para mí es permanente es cómo contar la historia.
¿Le hace falta reinventarse al periodismo?
No, lo que le hace falta es que se sacuda más bien de lo que le sobra. ¿Qué le sobra por desgracia a muchos oficiantes? Pues que confunden la actividad periodística con la actividad, por ejemplo, de causa, el periodismo de causa.
El periodista está para otra cosa, el periodista no requiere adjetivos, por eso rechazo términos como periodismo valiente, periodismo comprometido, periodismo honrado. Yo no trabajo ni de deshonesto, ni de cobarde, ni de valiente, yo trabajo de periodista, en su mejor expresión —desde mi punto de vista—, que es la del reportero, que es estar siempre en la búsqueda de la materia prima del trabajo periodístico, que es la información.