El canciller Marcelo Ebrard fue el que respondió a ese amago de Trump, a quien les expuso que "México actuará responsablemente en el tema a partir de su propia visión, expresada en el Pacto de Marrakech para una migración ordenada y segura”.
Antes de esa advertencia, el gobierno de Trump ya había enviado más de 4,300 soldados a la frontera suroeste con México para que, durante tres meses, respaldaran a los agentes de aduanas y protección fronteriza.
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En ese momento, dos caravanas significativas de migrantes provenientes de El Salvador, Honduras y Guatemala atravesaban y se asentaban en territorio mexicano con la finalidad de intentar llegar al país vecino.
México no actúa con base en amenazas. Somos un gran vecino.
Marcelo Ebrard a Trump, marzo 2019
Al mismo tiempo, Donald Trump mantenía una pelea interna en Estados Unidos tras advertir que podría declarar emergencia nacional para conseguir los fondos que necesita para construir un muro en la frontera con México.
A pesar de estos roces, los gobiernos de México y Estados Unidos habían vivido en los últimos seis meses como una "luna de miel".
Incluso, después del "éxito electoral" del 1 de julio, ambos mandatarios intercambiaron cartas en las que se elogiaban y expresaban su "gran interés de trabajar juntos por el bien de las dos naciones".
Sin embargo, el tema migratorio cobró relevancia en la agenda de Trump y la demanda de ajustes en la política migratoria de México se convirtió en moneda de cambio para frenar la imposición de aranceles comerciales a productos mexicanos.
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