Ahora se propone que todos sean electos por mayoría, el problema es que “el que se gana, se lleva todo, aunque sea por un voto y por tanto genera sobrerrepresentación” pues no habrá posibilidad de que las minorías queden representadas, como hoy, vía representación plurinominal.
El objetivo debiera ser que el número de curules de cada partido se asemeje al número de votos que tiene y represente la pluralidad de la sociedad, por eso se creó un sistema mixto, de legisladores de mayoría y plurinominales.
Aun así, reconoció, vía trasfuguismo los partidos vulneran las reglas y se sobrerrepresentan. “En 1994 hubo sobrerrepresentación de 10% y fue un escándalo. El PRI tuvo 59% de votos y 60% de curules. En 2018 (Morena) tuvo 46% de votos y 61% de curules, sigue habiendo un sesgo mayoritario”, expresó.
Alejandro Romero Millán, experto electoral, exasesor del Instituto Electoral de la Ciudad de México y representante del Colegio Mexicano de Abogados, consideró que el sistema actual es funcional y no debiera cambiar, pues permite equilibrios, el acceso a minorías y al final corrige distorsiones.
El ejemplo es que en 2018 Morena tuvo 85 diputados de representación proporcional y 162 de mayoría relativa, “es decir, ganó en tierra, con votación de 38.82%”. El Instituto Nacional Electoral (INE) generó un elemento para evitar la distorsión y funcionó.
En 2021, Morena tuvo 38.12% de los votos, es decir, obtuvo 0.62% menos, y se le disminuyó a 76 diputaciones de representación proporcional. En realidad la distorsión no era tan grave”, valoró.
El problema es que el TEPJF permitió al PRI en 2012 postular bajo siglas de otros partidos coaligados a sus candidatos, mismos que al instalarse la legislatura regresaron al partido y engrosaron su bancada, lo que generó subrerrepresentación. Ese criterio con “falta de prospectiva sobre el futuro” lo empleó Morena en 2018.