La Ciudad de México enfrenta una contradicción: mientras se ve afectada por una sequía, a la par tiene 2,750 puntos con “muy alto” riesgo de inundación identificados en el Atlas de Riesgos CDMX.
La capital ha sido impactada por la reducción del líquido que recibe del Sistema Cutzamala, el cual ha disminuido un 24% durante los últimos cuatro años, según ha informado la propia jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum.
Las tres presas que forman el Sistema Cutzamala (El Bosque, Valle de Bravo y Villa Victoria) se encuentran a un 42.1% de su capacidad, mientras el almacenamiento que se mantenía históricamente en este momento del año era del 64.8%. Esto representa un déficit del 22.7%, de acuerdo con el reporte del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México, de Conagua, publicado el 25 de abril.
Durante la semana del 17 al 23 de abril se destinaron 9.07 millones de metros cúbicos para suministrar al Valle de México de agua, por lo cual de continuar a este ritmo solo habría líquido suficiente para las próximas 36.5 semanas –poco más de nueve meses– a menos que la presencia de lluvias y escurrimientos permitan incrementar los niveles de las presas, según reportó el organismo.
En respuesta, la jefa de Gobierno ha anunciado obras para traer agua de nuevas fuentes a la ciudad, como las presas Madín, Del Bosque, una batería de pozos en Zumpango y la construcción del Circuito Metropolitano para mejorar la distribución hacia el oriente del Valle de México entre otras acciones que representan una inversión de 25,000 millones de pesos.
Carlos Samayoa, coordinador de Ciudades Sustentables en Greenpeace México, señala que la sequía no es un fenómeno provocado solo por la falta de lluvias, sino consecuencia del cambio climático, la pérdida de áreas de infiltración que permitan recargar los mantos acuíferos y la sobreexplotación del agua.
“Durante esta época los anuncios de sequía serán cada vez más alarmantes porque efectivamente las presas que abastecen de agua a la ciudad no están representando ya una solución para las dimensiones del problema que es agravado por el cambio climático.
“(La sequía) está la agravada por la pérdida de Zonas de Valor Ambiental en la ciudad así como en sus alrededores que está causando un detrimento severo a la oportunidad de captar recursos provenientes del agua pluvial, mientras la pérdida de ecosistemas está alterando gravemente los ciclos del agua”, dice en entrevista.
Si continuamos en esta misma narrativa, no va a haber Cutzamala que nos alcance, que nos pueda abastecer.
Sin embargo, la solución de las autoridades metropolitanas y Conagua se ha centrado no en resolver estos problemas, sino en traer más agua de otros puntos hacia la ciudad, advierte el activista.
“Se queda ahí, en abastecer, en cómo traemos agua que es la mitad del problema. Se pueden resolver las necesidades de abastecimiento en el corto, hasta en el mediano plazo, pero resultan insuficientes si queremos un necesario replanteamiento en torno a la crisis climática y social que tenemos”, comenta Samayoa.
Actualmente, la ciudad se encuentra en una región clasificada como “anormalmente seca” de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua (Conagua), uniéndose a otras entidades como Chiapas, Guanajuato, Hidalgo, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Tamaulipas, Tlaxcala y Veracruz.
El 66.7% de la capital se encuentra en sequía y solo en 33.3% del territorio aún no es afectado, siendo estas las alcaldías Azcapotzalco, Gustavo A. Madero y Venustiano Carranza, las que no se encuentran en la problemática.
Cuando el agua sí llega a la ciudad durante la temporada de lluvias — que de acuerdo con Conagua irá de abril a octubre este año— la ciudad también se encuentra vulnerable al tener identificados 2,750 puntos con alto riesgo de inundación, de los cuales 1,630 (el 60%) se encuentran concentrados en cuatro alcaldías: Iztapalapa con 640, Gustavo A. Madero con 402, Cuauhtémoc con 298 y Venustiano Carranza con 290.
Esta contradicción se debe en parte al crecimiento desordenado y carente de planeación que ha tenido la ciudad, explica, Jesús Enrique Castelán Crespo, especialista de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad La Salle.
“Hay alcaldías que padecen de escasez en el suministro y en temporada de lluvias se inundan. La explicación se encuentra en que han sido zonas que han crecido sin una planeación urbana".
"Iztapalapa es un buen ejemplo de cómo ha crecido la ciudad: en principio asentamientos irregulares donde la gente se instaló donde pudo, se fueron consolidando, llegó la regularización y los servicios y se hicieron parte de la ciudad, pero en un espacio que no era apto para el asentamiento urbano”, sostiene el académico.
Castelán considera necesario dar prioridad a la planeación a través del Plan General de Desarrollo y el Programa General de Ordenamiento Territorial con vigencia de 20 y 15 años, incluyendo la sustentabilidad en el abasto y manejo de agua como una prioridad, no limitarse a soluciones que resuelvan la situación durante unos meses o un par de años.
