El problema del agua va más allá del Cutzamala, indica el experto, pues éste aporta el 25% del suministro para la Ciudad de México pero la principal fuente es el agua que se extrae del propio subsuelo de la capital.
“El abastecimiento más importante viene de los acuíferos subterráneos que están igualmente en muy mala situación", explica Luege.
Añade que a estos acuíferos "se les extrae seis veces más de lo permisible, de acuerdo a las normas nacionales e internacionales de explotación de aguas subterráneas”.
De forma paralela, el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) trabaja sobre la rehabilitación de pozos que lleva un avance de 35%, según indicó en su informe la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, el 31 de marzo.
Si bien esto podría aminorar la escasez de agua de corto a mediano plazo, el especialista advierte que en un inicio la construcción de los sistemas Lerma en los 60 y Cutzamala en los 80, tenía el objetivo de reducir la cantidad de agua que se extrae del subsuelo.
“Una vez que se tuvo Lerma y se tuvo Cutzamala, continuaron la sobreexplotación del acuífero permitiendo un crecimiento anárquico de la ciudad, lo que sobrepasó todos los límites de desarrollo urbano, de capacidad de sustentabilidad hídrica", detalla Luege.