Uso de tortura, detenciones arbitrarias, discriminación contra mujeres y personas LGBT, filtraciones de información y faltas al debido proceso son algunas de las violaciones a derechos humanos que cometió la antigua Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX) y a las que ahora debe dar respuesta la institución que recientemente la sustituyó: la Fiscalía General de Justicia de la capital (FGJ).
Encargada de la investigación de delitos y de la atención a víctimas, hasta antes de su transición a FGJ —el 10 de enero—, la PGJ-CDMX fue una de las dependencias del gobierno capitalino que más recibió recomendaciones por parte de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCM).
Tan solo en 2019, de 23 recomendaciones emitidas por el organismo autónomo, 14 fueron dirigidas exclusiva o parcialmente a la procuraduría capitalina, mientras que en 2018 fueron nueve de un total de 20.