El problema es que el obradorismo, en sus dos pisos, lleva años huyendo de la palabra terrorismo. No por pudor jurídico, sino por cálculo político. Si el gobierno admite que hay terrorismo en México, le entrega municiones a Estados Unidos, desde donde aseguran que los cárteles de la droga son organizaciones terroristas. Esa etiqueta implica asumir que se perdió el control sobre extensas zonas del país y abrir la puerta a presiones que tanto López Obrador como Sheinbaum han rechazado en público con discursos sobre soberanía nacional.
El coche bomba de Coahuayana rompe ese juego de ficción. La FGR ya no habla de “hechos aislados”, ni de “disputas entre grupos”, ni de “ataque contra la paz pública” con eufemismos. Ahora sí lo nombra como terrorismo. Y es que, a estos y otros casos de autos bomba en el país, se suman ataques con drones y detonaciones de explosivos contra población civil.
Ahí entran las cifras y la realidad. Ramírez Bedolla presume que los homicidios se han reducido durante su gestión. Pero, cuando uno ve los números, la película cambia. En 2024 se registraron 1,246 homicidios dolosos. Entre enero y septiembre de 2025 ya iban 868 más. Solo entre 2024 y septiembre de 2025 se acumulan 2,114 asesinatos. Michoacán sigue siendo uno de los estados con más peligrosos del país. Y en medio de esa supuesta “mejoría”, han ultimado a siete presidentes municipales en la entidad, incluido Carlos Manzo en Uruapan.
La secuencia es brutal. Primero, el asesinato del alcalde en pleno Día de Muertos, frente a su gente. Luego vinieron dos días de furia en Michoacán, el grito de “Manzo no murió, lo mató el Estado”, el asalto al Palacio de Gobierno en Morelia, jóvenes detenidos, gas lacrimógeno y acusaciones del propio gobernador sobre “manipulación política”.
Luego vino la protesta del 15 de noviembre, un punto de quiebre. Lo que arrancó como exigencia de justicia por Manzo y reclamo por la violencia se transformó en una marcha nacional bajo el hashtag #15N. Michoacán aportó contingentes en Morelia, Uruapan, Zamora, Zacapu, Zitácuaro y La Piedad.