La administración estadounidense ha planteado una agenda ambiciosa para la renegociación del T-MEC con México, centrada en cinco ejes que buscan fortalecer cadenas de valor regionales y asegurar condiciones comerciales y regulatorias más estrictas.
T-MEC y EU. La agenda de la renegociación 2025-2026
1) Reglas de origen. Washington impulsa un aumento en el porcentaje de contenido regional requerido para calificar a preferencias arancelarias, con mecanismos más rígidos de verificación y sanciones por incumplimiento. El objetivo declarado es retener mayor producción en Norteamérica y reducir la deslocalización hacia Asia.
2) Sector automotriz. Ligado a las reglas de origen, Estados Unidos presiona por mayores requisitos sobre componentes críticos y salarios mínimos regionales para trabajadores del sector. Estas medidas pretenden incentivar la reindustrialización en el país y condicionar incentivos a inversiones dentro de la región, lo que podría generar costos y ajustes en la cadena productiva mexicana.
3) Agrícola. En materia agropecuaria, la agenda estadounidense busca elevar estándares sanitarios y fitosanitarios, además de mecanismos más estrictos de inspección. También plantea proteger productos sensibles mediante salvaguardas temporales si la importación masiva afecta a productores locales. Esto tensiona el flujo exportador mexicano hacia el mercado estadounidense.
4) Semiconductores. La escasez global y la competencia geopolítica colocan a los semiconductores como prioridad. Estados Unidos explora acuerdos para integrar México en cadenas de valor de alta tecnología, promover inversión en manufactura avanzada y garantizar suministro seguro para industrias críticas, condición que podría atraer capital, pero exige inversiones en infraestructura y talento.
5) Estado de derecho. Un componente transversal de la propuesta estadounidense es la exigencia de fortalecer instituciones —transparencia, justicia laboral y protección a la inversión— como requisito para beneficios comerciales. Para Washington, la garantía del estado de derecho reduce riesgos y protege derechos laborales y ambientales; para México, implica reformas institucionales y mayor supervisión bilateral.
6) Impacto y disputa política. La agenda estadounidense combina incentivos para atraer inversión con condicionalidades que México percibe como intrusivas. Empresas y gobiernos mexicanos deberán negociar ajustes técnicos y políticos: mientras algunos sectores ven oportunidades de atraer inversión, otros advierten sobre costos de cumplimiento y presiones soberanas.
La renegociación promete largas rondas de negociación técnica y política en el 2026. El resultado definirá no sólo reglas comerciales, sino también el modelo de integración industrial y la relación estratégica entre ambos países en la próxima década: competitividad, innovación, bienestar y Estado de derecho.
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Nota del editor: José María Ramos es especialista en relaciones México-EU Especialista en relaciones México-EU y Profesor del colegio de la frontera norte, Tijuana. Analista de gobernanza, políticas y gestión estratégica para el desarrollo y de la cooperación transfronteriza MexUS./ Dr. en Ciencias Políticas y Sociología por el Instituto Universitario y de Investigación José Ortega y Gasset, España. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.