Junto con Joseph Lowndes, HoSang dice llevar 15 años estudiando lo que en su investigación denominan la Derecha Multiracial, refiriéndose justo a este fenómeno que, hasta la fecha, pocos se han preocupado por entender, pues la mayoría sigue en sus preconcepciones electorales.
Uno de los objetivos es desmitificar a la derecha y el conservadurismo como un movimiento uniforme. Hay muchas causas para que personas fuera del estereotipo se identifiquen.
Este estudio tiene elementos muy importantes para entender por qué el fenómeno Trump es tan exitoso, a pesar de sus escándalos. Y para anticipar por qué no hay tanto sustento en el optimismo de muchos de que en las elecciones intermedias del próximo año perderá poder en el Congreso.
Pero también, presenta lecciones clave para México, que deberíamos ver con mucha atención si queremos entender el fenómeno de la 4T y cómo hacerle frente, ya no para 2027, pero sí para 2030.
Uno de los aspectos más relevantes de la investigación es que el cambio en el electorado en Estados Unidos no es nuevo. Lleva años formándose y sus señales han estado en varias elecciones federales y locales.
Deriva de un enojo cada vez más generalizado contra un sistema que los electores ven como indiferente a sus vidas, a sus problemas y necesidades. Estos electores sienten que los Demócratas les hicieron muchas promesas, pero nunca las concretaron en acciones reales.
Lo mismo puede decirse de México. Los problemas no empezaron en 2018. Más bien fue el punto de crisis por problemas que veníamos arrastrando y agrandando por lo menos los 12 años anteriores.
PAN y PRI desperdiciaron los primeros 18 años del Siglo XXI, la famosa alternancia, vendiendo la idea de progreso y desarrollo, que nunca llegaron a buena parte de la población. La movilidad social se detuvo, a diferencia de los excesos y abusos de los gobiernos en turno.
Los investigadores trabajaron en el campo, entrevistando personas de las comunidades de minorías asumidas como demócratas por el simple hecho de su origen étnico. Sus respuestas son reveladoras.
En el caso de afroamericanos, hay comentarios contundentes. Empezando por uno crucial: tuvimos ocho años de Obama, y nuestras comunidades en nada cambiaron. Incluso, empeoraron. No pararon los niveles de crimen, no hubo más empleos, y no paró la brutalidad policial, entre otros.
Esto derriba el mito de Obama como el gran reivindicador y salvador. No debe sorprendernos. Obama realmente fue un político con grandes habilidades discursivas, pero vacío de contenido.
Otra molestia de los entrevistados es la arrogancia de los demócratas al pensar que por ser minorías votarán por ellos, sin hacer mayor esfuerzo. Y la fallida estrategia de criticar y contraponerse en todo a Trump, desde su primera administración, sin observarse a sí mismos, reinventarse y corregir.
Esto es absolutamente cierto para México también. Desde 2018, la oposición solo ha criticado a la 4T. Pero en ningún momento ha reconocido los errores propios, ni intentado replantearse cómo acercarse más a la sociedad y entender sus problemas y demandas.
Oposición, y líderes de opinión críticos de la 4T, se han encerrado en una burbuja de arrogancia, creyendo que, ante los múltiples y graves errores de la 4T, el electorado debería voltear a ellos como los únicos salvadores, sin siquiera presentar propuestas ni argumentos ni señales de cambio.
Un comentario revelador de los entrevistados es que se cansaron de votar por candidatos demócratas que al ganar ya no hacían nada. Al votar por Trump, no creen que vaya a cambiar mucho, pero simplemente no querían que siguieran decepcionándolos los demócratas.
Esto sintetiza el fenómeno de hartazgo, que también está en México. Muchos no podían explicarse los resultados de 2024. Pero el electorado hoy no tiene alternativas. De varios años de malos gobiernos anteriores, hoy pueden aguantar uno incluso peor, para darle una lección a los de antes.
Cada vez más, como lo dice uno de los entrevistados, importa menos la lealtad a un partido si no ven reciprocidad, o al menos un discurso que los haga sentir representados.
Otro mito derribado es el de los latinos. Los autores describen claramente los cambios culturales de la comunidad latina en Estados Unidos, y el peso que su idiosincrasia religiosa (cada vez más protestante) y conservadora podrá tener en el futuro electoral.
Es de cierta sorpresa ver su apoyo hacia la agenda fronteriza. Pero tiene sentido, pues muchos argumentan que ya son tercera generación, o que llegaron de manera legal a Estados Unidos, y que el darle tanta protección a los ilegales les perjudicó, al igualar derechos sin merecerlos.
En el tema de diversidad, algunos entrevistados aceptan que el impulso de esta agenda cayó en excesos, obligando a etiquetarse aún más, y compitiendo con las agendas de las minorías raciales.