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Abarcar mucho y apretar más

El discurso de austeridad se derrumba cuando se evidencian las consecuencias prácticas de malas decisiones y del abandono institucional y presupuestal para el avance de una agenda política.
vie 25 julio 2025 06:03 AM
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La presidenta Sheinbaum no ha querido o no ha podido corregir las malas decisiones de su antecesor y su administración debe pagar los platos rotos, señala Georgina De la Fuente.

Se acerca el fin del mes de julio y con ello se acumulan más frentes abiertos con Estados Unidos. En las últimas semanas, decisiones en diversos ámbitos por parte de autoridades estadounidenses han colocado al gobierno de Claudia Sheinbaum en más y más aprietos. Se trata- ni más ni menos- de facturas cobradas por decisiones políticas tomadas en México con poco sustento técnico y sin un análisis cuidadoso de sus consecuencias prácticas en el marco de la profunda integración e interdependencia que caracteriza a la relación bilateral.

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Apenas dos días después de la reapertura de algunos puertos fronterizos tras el acuerdo entre ambos países para combatir la plaga del gusano barrenador, la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos ordenó el nuevo cierre a la importación de ganado mexicano debido a un nuevo brote de la plaga identificado en Veracruz. Sin bien una multiplicidad de factores puede explicar la reaparición de la plaga, que se había erradicado desde el siglo pasado, algunos de ellos apuntan a fallas institucionales que van desde los recortes presupuestales al SENASICA registrados desde 2018, la pérdida de infraestructura y la falta de vigilancia y acción preventiva. A raíz de ello, las pérdidas acumuladas por el cierre de la frontera superan los 400 millones de dólares tan solo en lo que va de 2025.

En otro diferendo, ahora con el Departamento de Transporte, las autoridades estadounidenses señalan a México por violar el Acuerdo de Transporte Aéreo bilateral de 2015. Ello, mediante la restricción impuesta por López Obrador sobre los slots y la reubicación forzosa de aerolíneas de carga para favorecer a su aeropuerto mal conectado y carente de infraestructura crítica y certificaciones pertinentes. Con el plazo impuesto por el decreto presidencial encima, las empresas han señalado los efectos de la improvisación para la implementación de esta medida sobre los costos y la eficiencia de sus operaciones. Naturalmente, esta situación no tardó en reflejarse en la disponibilidad de producto y el cumplimiento de contratos. De este modo, se impondrán represalias a las aerolíneas mexicanas y se amenazó con rechazar futuras solicitudes de vuelo desde México de no tomarse acciones correctivas.

Estas presiones evitables en la compleja relación bilateral se suman a medidas arancelarias establecidas de manera previa al aluminio y al acero. También, el 14 de julio entró en vigor un nuevo arancel de 17% al jitomate mexicano, después de que Estados Unidos decidió retirarse de un acuerdo bilateral previo que establecía mecanismos de inspección y precios mínimos para evitar prácticas comerciales desleales. Por otro lado, el presidente Trump e integrantes del gabinete siguen asegurando en diversos foros que el gobierno mexicano es controlado por el crimen organizado, al tiempo que avanza la colaboración de Ovidio Guzmán con las autoridades estadounidenses.

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El discurso de austeridad se derrumba cuando se evidencian las consecuencias prácticas de malas decisiones y del abandono institucional y presupuestal para el avance de una agenda política. Resulta que funciones o instituciones que se señalaron por onerosas u ociosas y sobre las que se justificaron recortes en estructura y financiamiento sí aportaban valor público. Y aún no hemos empezado a observar las consecuencias de la desaparición de otras instituciones autónomas y la transformación del Poder Judicial.

La presidenta Sheinbaum no ha querido o no ha podido corregir las malas decisiones de su antecesor y su administración debe pagar los platos rotos. Pero esta crisis en diversos frentes aporta elementos para la toma de decisiones en el futuro próximo, en el marco de la renegociación del T-MEC y las discusiones sobre el presupuesto 2026 que habrán de desarrollarse en el Congreso de la Unión a partir de septiembre. También resultaría útil revalorar la pertinencia de continuar el asedio institucional, como el que se emprende contra las autoridades electorales, en un contexto de incertidumbre exacerbada.

Con una agenda bilateral que abarca tal diversidad de temas y una interdependencia de tal profundidad, resulta imposible tomar decisiones de manera unilateral y con miras limitadas a una agenda política interna. Ante tal coyuntura, valdría la pena fijar la mirada más allá de la siguiente elección.

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Nota del editor: Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a Georgina De la Fuente.

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