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#ZonaLibre | México entre bombas, petróleo y protagonismo

El petróleo volvió a ser termómetro de crisis: sube su precio, tiembla la economía global… y México observa desde su posición ambigua de productor-exportador que también importa gasolina.
vie 20 junio 2025 06:04 AM
Pemex niega rechazo a su crudo en EU; Sheinbaum se pronuncia ante la controversia
México se asoma a una ventana de oportunidad en un mundo crispado. El alza del petróleo puede ser un respiro fiscal, apunta Caleb Ordóñez.

El mundo está viviendo una nueva sacudida. El conflicto armado entre Irán e Israel no sólo reavivó los fantasmas de una guerra regional en Medio Oriente, sino que desató una ola de tensiones que ya se sienten en los mercados, en los discursos de los líderes y en los bolsillos de millones. Como suele ocurrir, el petróleo volvió a ser el termómetro de la crisis: sube su precio, tiembla la economía global… y México observa desde su posición ambigua de productor-exportador que también importa gasolina.

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Mientras tanto, Estados Unidos vive su propia batalla: Donald Trump ha radicalizado su discurso. Sus amenazas de redadas masivas, deportaciones exprés y una política de “mano dura” migratoria han encendido alertas no sólo en la comunidad latina, sino en los socios comerciales de Norteamérica. Trump está usando el viejo guion de crear enemigos externos para fortalecer su imagen interna. Pero el mundo ya no es el mismo que en 2016. Y su margen de maniobra se estrecha cada día más.

Como efecto inmediato, el precio del barril de crudo se disparó. Para México, esto representa una ganancia coyuntural: cada barril exportado vale más, y eso significa más ingresos fiscales. Pero el costo también es claro: se encarece la gasolina, sube el gas doméstico, y la inflación amenaza con comerse el poder adquisitivo de las familias.

Pemex, por su parte, podría verse beneficiado si supiera capitalizar este momento. Pero enfrenta deudas, baja producción, proveedores molestos y una larga lista de errores acumulados. Más que una mina de oro, el petróleo mexicano parece un campo minado. Y eso sin contar la presión de organizaciones internacionales que piden descarbonizar la economía.

Trump y sus enemigos, ¿otra vez México?

En medio del caos, Trump vuelve a señalar al sur. Su narrativa favorita ha resurgido: México como amenaza, como invasor silencioso, como responsable de la crisis fronteriza. El expresidente, ahora más beligerante que nunca, ha prometido redadas históricas y la construcción de un nuevo muro, esta vez “más grande, más fuerte y más caro”.

Sus declaraciones han tensado la relación con varios países, entre ellos México, Canadá y varios miembros del G7. En un intento por mostrar fuerza, Trump ha hecho enemigos donde antes había aliados. Y en lugar de generar respeto, ha creado rivalidad: con el presidente de Francia, con el primer ministro de Canadá y, por supuesto, con el gobierno de China. Lo que antes era un juego de poder, hoy parece una partida de ajedrez sin reglas.

Frente a esta tormenta internacional, México ha optado por una vía distinta. En su debut internacional, Claudia Sheinbaum acudió al G7 en Canadá y no pasó desapercibida. Aunque no logró verse cara a cara con Trump como estaba planeado, aprovechó el espacio para establecer acuerdos con líderes de otras naciones, presentar ideas propias y posicionar a México como una nación con propuestas, no sólo con demandas.

Pero a diferencia de otros mandatarios que sólo van a tomarse la foto, Sheinbaum planteó una visión regional, habló de cooperación energética con Canadá, ofreció alianzas tecnológicas y propuso una Cumbre por el Bienestar Económico. No fue una aparición diplomática para cumplir, sino una señal de que México quiere participar en la conversación global. Y lo está haciendo sin estridencias, pero con firmeza.

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Un mundo en redefinición

Hoy, el petróleo sube no por escasez sino por miedo. Trump grita, pero muchos ya no lo escuchan con atención, sino con precaución. Israel e Irán libran una guerra que redefine alianzas. Y México, pese a sus problemas internos, encuentra un hueco para tomar aire y jugar un papel más relevante en el concierto internacional.

¿Será suficiente? Eso dependerá de cómo se manejen los ingresos extraordinarios por petróleo, de qué tan firme sea la política exterior mexicana frente a la hostilidad de Trump, y de si Pemex logra salir del pantano. También de si México mantiene una postura estratégica y no reactiva, aprovechando los errores de los poderosos para avanzar sin alarde.

México se asoma a una ventana de oportunidad en un mundo crispado. El alza del petróleo puede ser un respiro fiscal. Los errores de Trump abren espacio para el liderazgo regional. Y el nuevo gobierno mexicano, con una presidenta que aún está en fase de consolidación, tiene en sus manos una jugada clave.

No se trata de ganar la partida, sino de jugar con inteligencia. Porque en el ajedrez global, no gana el que más grita, sino el que mejor calcula. Y por primera vez en mucho tiempo, México podría estar haciendo ambas cosas: escuchar, entender y mover sus piezas con estrategia.

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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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