El presidente Donald J. Trump dio a conocer que se aplicarán aranceles del 25% sobre Canadá y México a partir del 4 de marzo, y afirmó que no había posibilidad de un acuerdo de último minuto para evitar los gravámenes. El sustento institucional de la decisión presidencial se fundamenta la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés) para combatir la a la seguridad nacional de Estados Unidos, incluida la salud pública, que representa el tráfico de drogas sin control (The White House, 3 marzo 2025).
#ColumnaInvitada | Aranceles y fentanilo. Se requiere una política integral

Howard Lutnick, el secretario de Comercio, mencionó que los mexicanos y los canadienses habían “hecho un buen trabajo en la frontera”, pero que las muertes por fentanilo no habían disminuido lo suficiente (New York Times, 3 marzo 2025). La presidenta Claudia Sheinbaum mostró un gráfico con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que muestran una caída del 49.9% en las incautaciones de fentanilo en la frontera estadounidense desde octubre, cuando asumió el cargo, hasta enero (New York Times, 3 marzo 2025). Con lo cual se refleja que la decisión gubernamental estadounidense se basa en una valoración política e ideológica y considerando los avances en la política gubernamental mexicana en el control de drogas y detención de personas asociados con los grupos delictivos.
Los aranceles tendrán consecuencias significativas para las empresas estadounidenses que dependen de las cadenas de suministro internacionales y tendrán costos más altos para los consumidores en Estados Unidos, en especial en los sectores automotriz, electrónicos, autopartes y productos agrícolas. Canadá, México y China representan más del 40% de las importaciones estadounidenses (New York Times, 3 marzo, 2025).
Las horas previas al primer discurso del presidente Trump en el Congreso de Estados Unidos este 4 de marzo no tuvieron gran repercusión económica-financiera. Los mercados bursátiles cayeron con la aplicación de aranceles, lo cual llevó al secretario de Comercio Lutnick a sugerir que podría haber un retroceso en la aplicación de los aranceles a sus socios comerciales.
El presidente Trump ha abogado por los aranceles desde la década de 1970, y una vez llamó “arancel” su palabra favorita, no se alejó de tal estrategia durante su primer discurso presidencial en el Congreso estadounidense: “Cualquiera que sea el arancel que nos impongan, nosotros les imponemos. Cualquiera que sea el impuesto que nos pongan, nosotros les ponemos” (CNN, 4 marzo 2025).
También en su primer discurso presidencial el presidente Trump en el Congreso destacó: "Es hora de que el país declare la guerra a los cárteles de la droga". Desde su punto de vista: los narcotraficantes tienen "completo control" sobre México (sic). Aunque mencionó la histórica entrega de 29 capos mexicanos a la justicia estadounidense, ocurrida la semana pasada. "Quieren hacernos felices", indicó el mandatario. "Pero no es suficiente, México y Canadá deben hacer más", añadió (El País, 5 marzo 2025).
Las muertes por fentanilo en Estados Unidos disminuirán con una eficaz política de prevención y tratamiento que es incipiente en ese país. Una política solo enfocada en la reducción de la demanda, no reduce el consumo de fentanilo en la sociedad estadounidense. Por lo cual se requiere una política integral. La posición del gobierno estadounidense tiene un carácter político y subjetivo, si no existe un acuerdo bilateral o trilateral en el cual se definan métricas con avances en diferentes plazos y no solo en un mes.
Para reducir el consumo de fentanilo en Estados Unidos y, al mismo tiempo, evitar que el gobierno del presidente Trump imponga aranceles a México, es necesario implementar una estrategia integral que gestione tanto la oferta como la demanda de esta droga. Entre las medidas clave se encuentran:
1. Fortalecimiento de la cooperación binacional en la lucha contra el tráfico ilícito: Una mayor colaboración entre las autoridades estadounidenses y mexicanas permitiría interceptar rutas de tráfico y desmantelar redes criminales. Esto implica intensificar operativos conjuntos, el intercambio de inteligencia y la modernización de tecnologías de vigilancia en la frontera. La coordinación estrecha puede reducir el flujo de fentanilo que ingresa al país, lo que a su vez disminuiría la presión sobre las políticas arancelarias.
2. Ampliación de programas de tratamiento y reducción de daños: Invertir en servicios de salud pública para tratar la adicción al opioide es crucial. Esto incluye aumentar la disponibilidad de centros de rehabilitación, expandir el acceso a medicamentos para el tratamiento de la adicción y desarrollar campañas de prevención y educación sobre el uso responsable de medicamentos. Con un enfoque basado en evidencia, se pueden reducir los niveles de consumo y la demanda interna del fentanilo.
3. Revisión y regulación en la cadena de suministro farmacéutico: Es importante fortalecer los controles sobre la prescripción y distribución de opioides, ya que la sobreprescripción ha contribuido al problema del fentanilo. Implementar políticas más estrictas en el manejo de medicamentos y fomentar prácticas médicas responsables ayudará a prevenir que el fentanilo se desvíe hacia el mercado ilícito.
4. Fomento a la investigación y adopción de tecnologías avanzadas: Promover el desarrollo de nuevas tecnologías de detección e interdicción en la frontera y en las rutas de tráfico puede mejorar la capacidad para identificar y bloquear cargamentos ilícitos. Asimismo, la investigación en métodos de tratamiento y prevención de adicciones puede generar innovaciones que reduzcan la dependencia de fentanilo.
5. Campañas de sensibilización y educación pública: La implementación de campañas de información dirigidas a la población sobre los riesgos asociados al consumo de fentanilo y otros opioides puede contribuir a una disminución en la demanda. La educación sobre el uso seguro y las consecuencias del abuso de opioides es fundamental para modificar comportamientos a largo plazo.
Estas acciones, coordinadas de manera integral y apoyadas por políticas públicas coherentes, pueden contribuir a disminuir el consumo de fentanilo en Estados Unidos.
La clave radica en gestionar el problema desde múltiples frentes: reforzar la seguridad en la frontera en colaboración con México, mejorar los servicios de salud pública para el tratamiento de adicciones y regular estrictamente la cadena de suministro farmacéutico. Al mismo tiempo, la prevención y educación son esenciales para reducir la demanda interna de fentanilo. Este enfoque integral no solo mejora la salud y seguridad de la población estadounidense, sino que también contribuye a mantener relaciones comerciales equilibradas y a evitar medidas proteccionistas que podrían perjudicar el comercio bilateral con México.
En definitiva, la reducción del consumo de fentanilo en Estados Unidos requiere de una estrategia que combine la cooperación internacional, la modernización tecnológica y una política de salud pública robusta. Si estas medidas se implementan de forma efectiva, se podría disminuir significativamente la cantidad de fentanilo que ingresa a los Estados Unidos.
Esta estrategia integral no solo apunta a mejorar la situación en términos de seguridad y salud pública, sino que también sienta las bases para una relación bilateral más equilibrada y basada en la cooperación, lo que es esencial para la estabilidad económica y social en la región fronteriza. Dejando de lado las decisiones unilaterales que no abonan a la competitividad en América del Norte.
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Nota del editor: José María Ramos es especialista en relaciones México-EU Especialista en relaciones México-EU y Profesor del colegio de la frontera norte, Tijuana. Analista de gobernanza, políticas y gestión estratégica para el desarrollo y de la cooperación transfronteriza MexUS./ Dr. en Ciencias Políticas y Sociología por el Instituto Universitario y de Investigación José Ortega y Gasset, España. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.