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No normalicemos

La popularidad que se pueda tener en un momento dado no es sinónimo de eficacia o de un buen gobierno.
vie 15 agosto 2025 06:01 AM
Hoy No Circula
Aceptar la dilución en la calidad de vida para todos los habitantes no es sino reflejo de una situación de menosprecio personal y de no entender que es papel de la población la exigencia permanente de resultados y la corrección de políticas públicas no rentables, señala Juan Francisco Torres Landa.

Vaya preocupación cuando en un país nada funciona. Pero lo más grave es que nos vayamos acostumbrando a que la pérdida de derechos y libertades son algo tolerable o aceptable. Nada más lejano a una realidad como la que debemos aspirar a tener todos los días y en todos los momentos.

El aceptar la dilución en la calidad de vida para todos los habitantes no es sino reflejo de una situación de menosprecio personal y de no entender que es papel de la población la exigencia permanente de resultados y la corrección de políticas públicas no rentables. Sí podemos y debemos tener un mejor país.

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La popularidad que se pueda tener en un momento dado no es sinónimo de eficacia o de un buen gobierno. Los peores gobiernos autoritarios en la historia han sido muy populares por algún tiempo hasta que el sistema colapsa porque demuestra su verdadera esencia que contrasta y compite con la realidad de un sistema que no genera resultados, sino solamente excusas, polarización, culpas y destrucción institucional.

Veamos algunos de los temas en que no se puede seguir pretendiendo que el país marcha bien. Hablar de estos temas es clave para que no perdamos la capacidad de asombro e indignación cuando se trata de entender los problemas que se siguen dando y que no se van a resolver sin atención específica. Basta de simulaciones y engaños. Basta de destruir México.

Sistema de salud: Se han encargado de evaporar todos los sistemas de suministro de insumos, vacunación y servicios en hospitales. El resultado es que tenemos la peor situación de atención a todos los que demandan atención médica, incluyendo los menoscabos enormes en distribución de medicinas, atención y prevención.

Medio ambiente: El respeto a la normatividad ambiental nunca había sido tan débil e inexistente. Las obras faraónicas resultaron en un ejemplo de como depredar ecosistemas enteros, destacando lo que ocurrió en toda la ruta del Tren Maya en que sin la mínima consciencia se destruyó todo a su paso. El impacto adverso de la refinería Dos Bocas no se queda atrás en cuanto a daños ambientales se refiere.

Seguridad en carreteras: Ya no es posible circular en el país sin ser objeto de posibles robos, lesiones y homicidios. Viajar es una ruleta rusa. Los sistemas de vigilancia ya no existen y la Guardia Nacional se ha convertido en un grupo de adorno y nulas capacidades operativas. Estamos todos muy vulnerables por la incompetencia del gobierno. Delincuencia feliz.

Robo de combustibles: La forma en que se ha permitido el huachicol es ya de pronósticos reservados. La forma más extrema es la parte del huachicol fiscal que implica un robo directo a la hacienda pública al realizarse la omisión en el pago de impuestos, todo con la complicidad de autoridades aduaneras y de seguridad. Un negocio ilícito redondo a costa del país.

Irregularidades en puertos y aduanas: Se han encargado de reventar la operación en aduanas y puertos, dejando que se controlen por la delincuencia organizada y las fuerzas armadas. No hay sino otra fuente de negocios en que el gobierno y los delincuentes se asocian para ganar dinero destruyendo la nación.

Carencias energéticas: En el momento más importante de ofrecer condiciones de desarrollo a nuevas empresas en el país, las malas decisiones de políticas públicas han menguado las capacidades de generación de energía eléctrica. Hoy no podemos como nación lograr el crecimiento de nuevas instalaciones porque no les podemos dar energía. Encima de esto tenemos el problema de un Pemex en condiciones raquíticas y con una trayectoria de debilitamiento fiscal y operativo crónico.

Debilidad en finanzas públicas: Recibieron en 2018 el país con finanzas sanas, reservas importantes, fondos de emergencia, fideicomisos públicos, y muchos otros recursos. A base de dilapidar, mal gastar, y erosionar la confianza, hoy en día el país se encuentra con una situación muy complicada pues no hay ya más dinero para hacer nada bueno. La entrega de programas asistenciales sin impulso a la movilidad social constituye una ilusión electorera, pero con una carga presupuestal brutal. Se acabó la fiesta. Viene la cruda. El despertar será duro y doloroso.

Crisis en materia de pensiones: La acumulación de personas en edad de retiro y el final del bono demográfico está generando una bola de nieve en que las cifras de lo que se debe pagar a quienes dejan de trabajar ya está en niveles en que no se tienen los recursos para hacer frente a todas esas obligaciones. En un par de años no se podrá hacer frente a la demanda de pagos de generaciones enteras. La exigencia será imposible de ocultar. Este gobierno no ha hecho nada sino empeorar la deuda subyacente con decisiones como las de revertir el saneamiento en los trabajadores de la CFE y el SNTE. Decisiones populistas de enorme irresponsabilidad.

Derecho de piso: Dentro de la complicidad del gobierno y la delincuencia, pocas actividades son tan lesivas como lo que implica el hecho de que a ciudadanos y empresas se les sujete al pago que criminales exigen para evitar ataques y vejaciones. Es la renuncia más abrupta de las obligaciones esenciales del Estado de proveer seguridad a sus habitantes. Un golpe directo a la capacidad económica del país perpetrado por los aliados criminales del gobierno. Un suicidio económico como se le vea.

Militarización de actividades: En su afán de alejarse de los principios rectores de transparencia, rendición de cuentas y autonomía, e imponiendo un régimen donde se realicen los caprichos y decisiones sin estudio o justificación alguna, Morena se ha encargado de entregar cientos de actividades que correspondían a las autoridades civiles y que hoy ya están bajo el yugo de fuerzas armadas. La opacidad con la que se llevan estos proyectos son pozos infinitos de corrupción y de abusos. El daño es estructural y muy severo. La erosión institucional es gravísima.

Carencias en capacidades de gestión estatal: Bajo la idea de que se aplique austeridad en la operación de gobierno, lo que en el fondo se ha realizado es que se ha pauperizado a todas las estructuras estatales. Se corrieron a miles de personas con capacidad, se contrataron a personas sin experiencia alguna, y se redujeron sueldos y prestaciones que ha provocado que quienes intervienen en las dependencias sean en su gran mayoría ajenos a las cualidades necesarias para sus tareas. El resultado es que tenemos a un estado mexicano incapaz de administrar tareas esenciales.

Impartición de justicia: La destrucción del poder judicial será uno de los errores más graves de la iracunda forma de gobernar de Morena. Aún no lo advierte la población plenamente, pero lo que va a ocurrir muy pronto es que estaremos totalmente indefensos porque cuando tomen posesión los nuevos juzgadores que fueron “electos” se encargarán de jamás contradecir al gobierno y siempre fallar a favor de sus grupos de control e interés. Los ciudadanos estaremos totalmente expuestos y sin protección alguna.

Libertad electoral: En lo que quizá es la más seria amenaza a la normalidad democrática en el país, sin empacho o dignidad alguna, se ha designado una Comisión Presidencial plagada de incondicionales y sumisos al régimen para instaurar e impulsar una reforma en temas electorales. Sin contacto alguno con la pluralidad política, y proveniente del gobierno y no de la oposición (como debería ser), se aprestan a tronar la transparencia electoral reduciendo recursos, quitando espacios a las minorías, y secuestrando al árbitro electoral. El clavo final en el ataúd de un sistema electoral viable.

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Así tenemos una muestra representativa, que no exhaustiva, de todo lo que se ha hecho en los últimos 7 años y que representa una afectación directa a la calidad del país en que vivimos. Y es que si no generamos un cambio pronto en estos distintos rubros, los daños acumulados se pueden convertir en lesiones permanentes e irreversibles en el corto plazo. Las referencias que hasta hace algunos años se hacían respecto a que no se nos podía comparar con naciones con serios problemas económicos, sociales, políticos y/o de libertades como los casos de Venezuela, Cuba, El Salvador, Nicaragua o Bolivia, a base de pifias, errores y diseños autoritarios hacen que ya no sean un parámetro absurdo.

De hecho, en muchos aspectos nos vamos acercando cada vez más a la tiranía artificial, y no como algo accidental, sino como parte del diseño institucional de Morena, un partido que solamente se concentra en sus objetivos autoritarios. Lo que les importa (particularmente a su creador y del cual depende enteramente la frágil unión interna) es concentrar poder, destruir libertades, solidarizarse con la delincuencia, y evitar a como dé lugar la competitividad y alternancia electoral.

Quieren tumbar la escalera por la que llegaron y que nadie más lo pueda hacer jamás. Están dispuestos a todo con tal de conservarse en el poder contra todo impulso democrático y oxígeno ciudadano.

Es por todo lo anterior que no podemos seguir normalizando los serios problemas que el país tiene. La solución para todo este entuerto pasa por una gran movilización ciudadana en que se demuestre que no hay ceguera o pasividad, sino más bien una consciencia absoluta del rumbo tan absurdo que hoy se pretende eternizar. La última oportunidad que tenemos para evitar la debacle son muy probablemente las elecciones de 2027.

Debemos realizar esfuerzos extraordinarios para que sea ese el momento en que evitemos pasar el punto de no retorno. La oferta política deberá ser ejemplar, y con una oposición seria, y ofertas nuevas como Somos México la competencia será la óptima para fijar nuevas alternativas con ímpetu y prioridad ciudadana. No sigamos normalizando lo inaceptable. Seamos precursores del cambio que es real y posible. Avancemos con convicción plena y resiliencia absoluta. Nada ni nadie nos podrá detener. El destino en nuestras manos.

P.D.1. La hipocresía de los principales integrantes de Morena es ya oprobiosa. Profesaron no mentir, no robar y no traicionar. Y los escándalos se acumulan todos los días. La corrupción, los dispendios, los abusos y la incongruencia es simplemente insoportable. El apoyo popular del que se jactan no puede ser eterno ante tan malos gobiernos. La caída se va a precipitar pronto con tantos tropiezos y excesos.

P.D.2. La amenaza de la intervención militar desde EUA para atacar a los grupos delincuenciales que ya fueron catalogados como organizaciones terroristas es cada vez más frecuente y pública. Lo extraño es que desde el gobierno federal se escuchan solamente referencias a soberanía nacional, pero nunca en cuanto a una decidida acción para confrontar, debilitar y perseguir a los delincuentes. La complicidad es lo que molesta a los estadounidenses y pronto cobrarán facturas por tal incongruencia.

P.D.3. Cada día hay más testigos protegidos en Estados Unidos. El más reciente es el Mayo Zambada. Se configura el grupo completo de los “Niños Cantores de Badiraguato” y muchos liderazgos políticos en México, particularmente de Morena, deben estar temblando ante las sanciones que se ven venir por sus nexos con socios de los que se han beneficiado económica y políticamente. El gobierno federal no se podrá quejar del estándar de prueba por testigos protegidos pues han aplaudido ya por meses al unísono la condena conforme a esas bases de Genaro García Luna. El que a hierro mata, a hierro muere. Al tiempo.

P.D.4. Respeto y reconocimiento total a los que se han venido manifestando a lo largo de años y en forma reciente por la inhumana situación que representan las pésimas condiciones de todos los sistemas de salud federal. Ya no es solamente la imposibilidad de conseguir medicamentos, sino del hecho que en hospitales no hay insumos, no hay recursos, y el impacto en la salud de la población es ya de proporciones épicas. Resuena el enorme engaño de la llegada a las condiciones del sistema de salud danés.

P.D.5. Es muy triste la situación en que se encuentran las vías de comunicación en todo el país. Ya no es solamente el hecho de que la inseguridad es de tal magnitud que ya no se puede viajar en casi ningún lugar sin el temor de ser asaltado, agredido o incluso privado de la vida. Ahora tenemos un problema endémico de baches (verdaderos cráteres en muchos casos) que hace que trasladarse resulte en un riesgo permanente de no poder llegar con integridad por los daños a nuestros vehículos y, por lo tanto, a nuestro patrimonio y libertades. Esto es cierto en carreteras y ciudades al parejo. Ni en esto pueden hacer algo bueno los gobiernos actuales.

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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