Pese a que estamos en el segundo gobierno consecutivo de Morena y a pesar de tratarse del partido dominante, seguimos sin entender bien cómo funciona el Movimiento de Regeneración Nacional. Cuando López Obrador fundó al partido y durante su presidencia, Morena estaba cohesionado en torno a su figura y él fungía como la última instancia de resolución de los conflictos internos, al tiempo de realizar importantes tareas de estrategia y operación electoral.
Las redes de poder de Morena

Sabíamos eso y poco más. Por supuesto, no era suficiente para comprender las dinámicas y las normas formales e informales del partido. Hoy, este limitado conocimiento es aún más insuficiente para entender al partido dominante, una vez que López Obrador ha salido de la escena pública.
Dejaré de lado las especulaciones sobre si AMLO sigue influyendo o no en el rumbo del partido tras bambalinas. Estoy seguro de que alguna injerencia tendrá, pero desconozco cuánta y qué mecanismos emplea para ejercerla. Y eso no me parece lo más importante. Por el contrario, creo que para entender mejor a Morena debemos sacar a López Obrador del centro del escenario. El expresidente debe ser una variable pero no el núcleo del análisis.
Sé que hay varios académicos y periodistas serios que están en medio de proyectos de investigación con enorme potencial para comprender mejor distintas facetas de Morena. Me parece que un ángulo que no se les puede escapar —y en realidad, ningún analista político debería ignorar— es el estudio de los intermediarios regionales.
El sociólogo francés Jean-Francois Bayart nos invita a ver el Estado no como un monolito, sino como un cúmulo de redes para repartir el poder entre distintos grupos de élites y para ejercer ese poder en distintos territorios. Los intermediarios regionales desempeñan una función crucial en esta dinámica, pues son quienes cuentan con las capacidades para conectar las distintas redes de grupos de poder. Si nos imaginamos al Estado como un conjunto de redes conectadas entre sí, los intermediarios serían las ligas que unen a las distintas redes y que enlazan a los distintos miembros de una misma red.
Siguiendo con nuestra imagen mental del Estado como una gran red y adaptando el ejemplo a México, imaginemos que el gobierno federal y Morena están en el centro de ese conjunto de redes y supongamos que ese nodo central está ligado a varias redes locales de poder compuestas por élites regionales. ¿Quiénes son los intermediarios?
Es decir, ¿quiénes unen al gobierno federal y Morena con las regiones? ¿Qué mecanismos utilizan los intermediarios para conectar los distintos nodos de la gran red? ¿Cómo cambian esos mecanismos de acuerdo con las distintas condiciones regionales? ¿Qué ofrece el gobierno federal a los intermediarios y a las élites locales a cambio de que le ayuden a ejercer su poder y mantener su legitimidad? Por otra parte, ¿qué papeles desempeñan Morena y el gobierno federal en esta red? ¿Qué tanto poder tienen dentro de la gran red, cómo lo reparten y cómo lo aterrizan a las regiones?
Me parece que éstas son preguntas cruciales que deberíamos pensar con seriedad si queremos entender mejor a Morena. Estas preguntas son especialmente importantes tomando en consideración el desarrollo histórico del Estado mexicano, puesto que estas redes de poder con intermediarios locales han sido fundamentales desde la colonia hasta nuestros días. Incluso en épocas de un gobierno central fuerte (como el porfiriato y el priismo clásico), los intermediarios para aterrizar el poder de las autoridades gubernamentales en las regiones fueron una de las claves para lograr la estabilidad política y el imperio del gobierno sobre otros grupos de poder, como caciques, militares, élites económicas y líderes políticos locales.
En el caso de Morena y del gobierno federal conducido por ese partido, es probable que los intermediarios con los poderes locales en ocasiones sean los mismos (es decir, comparten algunos enlaces con las regiones) y otras veces sean distintos. ¿Qué quiere decir esto para la gobernabilidad y para la relación partido-gobierno? Ésa es otra pregunta que deberíamos hacernos para entender mejor a Morena.
El caso de Sergio Carmona es muy ilustrativo para entender el perfil de algunos intermediarios de Morena. El llamado “Rey del Huachicol”, asesinado en condiciones misteriosas en 2021, era un empresario que tenía negocios lícitos (como una constructora) e ilegales (como el tráfico de hidrocarburos). Según reportes de prensa, Carmona colaboraba con los liderazgos de Morena con financiamiento, operación política y contactos locales en Tamaulipas y otras regiones del norte del país. De acuerdo con estas notas periodísticas, su colaboración —o siguiendo con nuestro ejemplo, su labor de intermediación con los poderes locales— fue clave para el crecimiento de Morena en distintas regiones norteñas.
¿Quiénes son los Carmonas de hoy? ¿Cómo cambian sus perfiles de acuerdo con las distintas regiones del país? ¿Quiénes son sus principales vínculos en Morena? ¿Qué papel desempeñan Andrés López Beltrán y Luisa Alcalde en estas redes de poder? Todas éstas son preguntas que debemos empezar a responder más pronto que tarde si queremos entender a Morena más allá de la mitología de López Obrador.
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Nota del editor: Jacques Coste ( @jacquescoste94 ) es internacionalista, historiador, consultor político y autor del libro Derechos humanos y política en México: La reforma constitucional de 2011 en perspectiva histórica (Instituto Mora y Tirant lo Blanch, 2022). Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.