Cinco encuestas. En octubre pasado, Parametría preguntó “¿Usted está a favor o en contra de que el gobierno de Estados Unidos ayude al Gobierno de México en la lucha contra el narcotráfico con el envío de agentes al interior del país?”; 44% estuvo a favor. En diciembre, TResearch sondeó sobre el escenario de que Donald Trump emprendiera acciones contra los narcotraficantes de este lado de la frontera; 45% respondió que estaría de acuerdo. En enero, Mitofsky consultó si Trump cumpliría con su amenaza de combatir a los “cárteles” en suelo mexicano: 63% consideró que sí y 37% opinó favorablemente. También en enero, Enkoll lo formuló así: “Ante el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, ¿cuál de las siguientes situaciones considera que sería el mayor riesgo para México?”; sólo 13% optó por la opción “intervención militar o policial en el país”. Finalmente, en febrero, una encuesta de El Financiero indagó sobre la posibilidad de que fuerzas militares estadounidenses entren a México para combatir al crimen organizado; 37% estuvo de acuerdo. De las tres grandes medidas que anunció Trump –deportaciones masivas, aranceles y operaciones militares contra narcotraficantes al sur del Río Bravo– esta última es, sin duda, la que suscita más apoyo (o menos rechazo) en la opinión pública mexicana.
“Defender la soberanía”
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La presidenta Sheinbaum, cuya aprobación ronda el 80% (según las cifras de Enkoll, El Financiero, Buendía y Márquez ), ha insistido mucho en apelar al nacionalismo defensivo: en el “respeto a la soberanía”, en que México “no es colonia de nadie”, en que “coordinación sí, sumisión no”. Sin embargo, no hay problema que preocupe más a los mexicanos desde hace muchos años, ni en el que salga peor evaluado su gobierno, que el de la inseguridad y el crimen (acá los datos al respecto). Si bien la mala evaluación de su desempeño en esa materia no le está cobrando factura directamente en cuanto a su popularidad (al igual que ocurrió con López Obrador), sí le está representando un costo imprevisto ante la amenaza trumpista de actuar unilateralmente contra los “cárteles” en México, un límite en cuanto a su capacidad de convocar con éxito a la “unidad nacional” contra los desplantes intervencionistas de la Casa Blanca.
Desde hace meses circula en Estados Unidos la idea de que una “invasión blanda” es inevitable (la pregunta no es si ocurrirá, sino cómo y cuándo, según lo consignó Rolling Stone ). Desde hace semanas hay vehículos marinos y aéreos estadounidenses “patrullando” y haciendo labores de “reconocimiento” en la costa este de la península de Baja California, las aguas del Mar de Cortés y en la franja fronteriza. En estos días avanzó el trámite para designar como organizaciones terroristas a varios cárteles mexicanos (del Golfo, del Noroeste, de Sinaloa, al Jalisco Nueva Generación y a los Cárteles Unidos) y Trump volvió a decir, en una conferencia de prensa en Mar-a-Lago, que “México está gobernado en buena medida por los cárteles”. Ayer se hizo público que el general que preside el Comando Norte, Gregory Guillot, y el secretario de Defensa, Ricardo Trevilla, sostuvieron una reunión con el objetivo de discutir asuntos de cooperación para la seguridad en la frontera. En fin, las señales no hacen más que acumularse. No es nomás “una campañita”, como sostuvo desdeñosamente Sheinbaum.
Aunque es probable que dicho desdén sea intencionado y obedezca al propósito de transmitir tranquilidad, de bajarle el perfil a la noticia y, sobre todo, de ayudarle a la presidenta a comprar tiempo y salvar cara. Hay un ala “dura” del trumpismo que quiere hacer alarde de fuerza y lanzar ataques unilaterales contra los cárteles mexicanos lo más pronto posible. Pero hay otra ala más “institucional” que entiende la conveniencia de que cualquier operativo se haga en coordinación con autoridades mexicanas. ¿Qué margen tiene Sheinbaum para influir en esa disputa? Muy poco, si es que alguno, pero seguramente está apostando porque prevalezca la segunda y eso le permita asegurar que la soberanía –bendita sea la flexibilidad del concepto– ha sido salvaguardada.
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