Entre sus objetivos, de acuerdo con dicha ley que hasta la fecha no ha sufrido una sola reforma, se encuentran “formular y proponer al titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes las líneas generales de la Política Espacial de México, así como el Programa Nacional de Actividades Espaciales” y “desarrollar la capacidad científico-tecnológica del país a través de la articulación de los
sectores involucrados en todos los campos de la actividad espacial que hagan posible su actuación en un marco de autonomía nacional en la materia”.
El último anuncio que se ha publicado en el sitio web de la AEM es: “Nuevo nanosatélite mexicano ‘GXIBA-1’, al espacio en 2025. Continúa el avance de capacidades mexicanas en materia satelital. Monitorear volcanes desde el espacio para protección de la población, la meta. Llegará a la Estación Espacial Internacional en colaboración con la Agencia Espacial Japonesa”.
¿Con cuánto recurso ha contado la AEM para desarrollar tan costosos propósitos? En 2024 le fue aprobado un presupuesto de apenas 73 millones 913 mil 894 pesos. A septiembre de 2024 había devengado tan sólo 44 millones 439 mil 330 pesos, es decir, presentaba un subejercicio de 25 millones 281 mil 706 pesos.
En los últimos años la Agencia ha sido materia de reducciones presupuestales. Por ejemplo, en 2022 sufrió un decremento de 21.1% en relación con el presupuesto que le había sido aprobado. La Secretaría de Hacienda, argumentando motivos de control presupuestario, en agosto de 2022, le redujo en un 55.9% sus gastos de operación. Ese año, el presupuesto pagado a la AEM no alcanzó ni siquiera los 52 millones de pesos tras la rebaja. La impensada elección judicial, sólo para contar con un parámetro de comparación, costará 98 millones de pesos… tan sólo en Michoacán.
Este maltrato al organismo espacial no es exclusivo de los gobiernos de la Cuarta Transformación, su presupuesto es hoy tan magro como desde hace 15 años. El astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela ha criticado esta falta de inversión para el desarrollo de capacidad científico-tecnológica y ha calificado a la AEM como la “agencia espacial más pobre del planeta”.
En estas condiciones, Salvador Landeros Ayala, quien fue nombrado director general por el expresidente Andrés Manuel López Obrador, a partir del primero de noviembre de 2019, presentó su carta de renuncia a la presidenta Sheinbaum, la cual fue recibida por la oficialía de partes de la Oficina de la Presidencia de la República el pasado 23 de enero al medio día.
Es contundente en la razón que lo llevó a tomar esta decisión: “El motivo es que a la AEM no se le ha dado la importancia que merece, ni presupuestal ni administrativamente, debiendo ser el organismo integrador y articulador de las actividades espaciales de México”.
Landeros Ayala, como director de la AEM, logró que SpaceX, la empresa de fabricación aeroespacial y de servicios de transporte espacial del multimillonario Elon Musk, lanzara desde las instalaciones de la NASA en Cabo Cañaveral el primer nanosatélite mexicano, que llevó el nombre de “AztechSat-1”.
Ahora, el maestro en ciencias (electrical engineering) por la Universidad de Pennsylvania en Estados Unidos y doctor en ingeniería (telecomunicaciones) por la UNAM, lamenta lo que se le informó hace poco: que la Agencia Espacial Mexicana desaparecerá.