En México, la transición comenzó en 2016 y un año después, el 9 de enero de 2017, el 9-1-1 comenzó su historia en la capital nacional. Durante la administración local de la ahora presidenta Claudia Sheinbaum se consolidó como eje de coordinación entre policía, servicios médicos, bomberos y protección civil.
Ahora, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, impulsa un proceso de optimización, reducción en tiempos de respuesta y se ha introducido una agenda actualizada y distintiva —como el desagregado de datos de género— que favorece la precisión de las atenciones ofrecidas.
En estos 8 años de operación se han recibido 61 millones 292,941 llamadas, equivalentes a 6 veces la población de la capital nacional. Un promedio diario de 21,000.
Los reportes más comunes se concentran en cinco categorías: agresiones a personas, disturbios, accidentes vehiculares sin lesionados, violencia familiar y faltas administrativas.
Algunos datos para dimensionar el trabajo en CDMX. En Nueva York se reportan en promedio 23,000 llamadas diarias; el 112 europeo —con atención en 27 países de la Unión Europea— atiende 306,000, y en todo Colombia la línea 123 recibe más de 35,000.
Estas cifras reflejan no solo la utilidad de estos sistemas, sino también el desafío constante de mantenerlos eficientes. Uno de los retos más significativos es abatir las llamadas improcedentes, relacionadas con usuarios que cuelgan, no responden, bromean o insultan a las y los operadores, y cuyo porcentaje en la mayoría de los países oscila entre el 40 y 50%.