#ColumnaInvitada | Mexit

La realidad es que se perdieron enormes beneficios de estar sumados a la economía europea continental y hay evidencia abundante del enorme impacto negativo en valor de inversiones, nivel de la libra esterlina, monto efectivo de pensiones, etc. Una huella de daños importantes por una propuesta populista y sin sustento económico. Una estrategia electoral que devastó valor generacional sin sentido alguno.

Toda proporción guardada, en México estamos ya en un proceso que igualmente tendrá consecuencias generacionales en cuanto a pérdida de valor se refiere. La imposibilidad de tomar todos los beneficios de algo tan importante como es la oportunidad histórica del fenómeno de reubicación de cadenas productivas saliendo de China – lo que se conoce como nearshoring o friendshoring – es muy similar en cuanto a error histórico y devastación resultante. La diferencia con lo que pasó en la Gran Bretaña es que no tenemos que esperar años para reconocer el grave efecto de tales decisiones, ya lo sabemos desde ahora y es de dimensiones dramáticas.

Ningún país en el mundo tiene la ubicación geográfica de cercanía con el mercado económico más importante que significa los Estados Unidos y a su vez con una red de tratados comerciales, de protección de inversiones, para evitar doble tributación y de enlaces con las más importantes jurisdicciones comerciales. Por ello es que México se consideró el más evidente beneficiario de la decisión de Estados Unidos de cortar las cadenas comerciales y de suministro con China. Ningún país estaría en mejores condiciones de reemplazar a la nación asiática como el nuestro.

El vecino inmediato con condiciones ideales para tener la cercanía de proveeduría y haber demostrado tener capacidad de ser un socio comercial avanzado como se hizo patente a partir de los tratados comerciales desde 1994 (TLCAN y hoy el T-MEC). Pero algo que era evidente, un sueño hecho realidad, una oportunidad irrepetible, corrió una suerte diferente. Como la prioridad de los gobiernos morenistas es la de concentrar poder, romper reglas, erosionar libertades, derribar instituciones, pauperizar el país, y no permitir el crecimiento económico, pues entonces decidieron acabar con esta coyuntura que hubiera permitido un crecimiento exponencial de inversiones al país a un ritmo estimado de al menos unos 200,000 millones de dólares por año, la mitad de la inversión que dejaría de hacerse en China en esos mismos lapsos.

La tarea que correspondía a México era sencilla y evidente. Se trataba de usar sentido común para estar alineados en dar la bienvenida y generar las condiciones para que las inversiones encontraran terreno fértil y oportuno en México (habida cuenta de que hay una competencia internacional para recibir dichas inversiones). Lo hemos dicho en el pasado y se refiere a que México se concentrara en el factor SEI (seguridad, energía e infraestructura).

Pero en lugar de generar dichas condicionantes, los gobiernos guindas se hicieron cargo de ir en sentido contrario para precisamente devastar seguridad, energía e infraestructura. Una locura destructiva sin justificación alguna distinta al deseo de no permitir que México evolucione y que alcance el desarrollo a más personas. Una decisión deliberada para avalar en los hechos el abandono de una oportunidad real de crecimiento económico generacional. A destruir todo como consigna.

La secuencia ha sido triste y se ha extinguido esta increíble oportunidad que ya yace en el basurero de la historia. Morena en su conjunto es responsable de haber destruido esta posibilidad real de dar un impulso económico que hubiera significado tener crecimientos de doble dígito por varios años. Es la misma razón y pifias que significó de origen el haber destruido el nuevo aeropuerto en Texcoco.

Es la misma línea ideológica de hacer todo mal, inhibir una mejoría real para los más desfavorecidos, y de vivir simplemente del ataque a la economía porque son incapaces de hacer algo para que el país abandone la pobreza (salvo claro está la de sus allegados inmediatos que han hecho enormes negocios con millonarios contratos asignados por adjudicación directa en absoluta opacidad). Antonio López de Santa Ana entregó la mitad del territorio nacional, y ahora Andrés Manuel López Obrador entregó la mitad de la economía nacional. Ambas tragedias de tamaño histórico e insalvables. Así de malas las decisiones subyacentes.

Ha llegado el momento de decir las cosas como son. A México lo ha devastado la ola guinda por su pésima orientación económica y su miopía ante una ventana histórica que pudo haber generado una ola de crecimiento e inversión para sacar a millones de mexicanos del subdesarrollo. En los hechos, los de Morena optaron por no dejar que al país se le beneficiare porque desean la pauperización como un mecanismo de supeditar y subordinar a sectores poblacionales que se les ha hecho dependientes de programas sociales que no promueven o generan condiciones para movilidad social.

A esta tragedia ya le podemos decir Mexit y sus responsables directos son el anterior y actual presidenta, que cargarán en sus hombros con la infamia de haber socavado el desarrollo nacional por el capricho de ser ideológicamente perversos y en los hechos autócratas y populistas de sepa. Usemos los calificativos adecuados para esta situación.

El resumen es que se hizo un mal enorme por temas y decisiones adoptadas con toda alevosía, premeditación y ventaja. Todo mal y de gravísimas consecuencias. Son traidores a la patria y pronto se caerá el castillo de naipes que generaron y que les permitió ganar artificialmente elecciones y posiciones en el congreso federal. Han utilizado ahora dicho poder ilegítimo para destruir balances constitucionales. Pero nada es permanente y pronto habrán de pagar por sus enormes fechorías y despropósitos.

La población despertará del engaño y se dará cuenta de lo que en realidad ha pasado, algo que hace del ejemplo británico un caso infantil. El caso Mexit es dramático y se deberá cuantificar para imputar responsabilidades y librarnos del populismo morenista que nos pretende asfixiar permanentemente.

P.D.1. Llegó el momento de saber finalmente si hay rastro de que la presidenta Sheinbaum tiene no solamente los conocimientos científicos sino la voluntad de aplicarlos. La decisión adversa a México en el tema del maíz transgénico significa la oportunidad de saber si prevalecerá un dogma para marginar a los campesinos mexicanos de tecnología que los puede exponer a la competencia feroz de quienes sí van a usar las mejores herramientas de producción y los dejarán fuera de la jugada por un capricho ideológico. Dejar a los campesinos mexicanos sin acceso a tecnología es inaceptable.

P.D.2. Otra pésima decisión populista es la de permitir licencias permanentes de conducción en la CDMX. Una oferta estúpida de no hacer exámenes de pericia para usar vehículos y dejar que los usuarios lo puedan hacer de por vida. Es decir que se pueden cometer abusos por quienes no saben usar un coche y exponer a todos a accidentes por el simple hecho de permitir que tengan licencias de por vida para agradecer el gesto gubernamental. La demagogia por encima de la seguridad.

P.D.3. Está por acabarse la fiesta con la llegada del Sr. Trump a la presidencia de los Estados Unidos. Vienen las deportaciones masivas de migrantes ilegales de todas las naciones. Se enviarán cruzando la frontera a México y acá no están haciendo prácticamente nada las autoridades para estar listos ante lo que se sabe será una tragedia humanitaria de proporciones épicas.

P.D.4. Con la reciente resolución judicial que inhibió el que la UNAM pueda divulgar el contenido de las conclusiones del Comité de Ética del evidente caso de plagio de la persona que ocupa una plaza en el máximo tribunal, se puede atestiguar lo que va a pasar con el Poder Judicial con una reforma que lo que busca es simplemente someterlo y dejar sin sustancia la posibilidad de una verdadera impartición de justicia. Una tragedia total. Ningún mérito en estos casos de abuso de la sobre representación ilegítima que ha derrumbado los controles constitucionales. Mal y de malas.

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.