La implementación de su proyecto tardó un poco más de lo esperado porque en el sexenio recién concluido aún hubo forma de presentar una batalla en frentes como el legislativo y el judicial. Eso explica que los Planes A y B no hayan tenido éxito, pero también refiere el por qué hubo tal cantidad de animadversión en contra de legisladores, y en particular de jueces. Aquellos que osaron oponerse a los caprichos presidenciales cumpliendo con su papel rector de vigilancia constitucional fueron etiquetados como enemigos y se puso un precio a sus cabezas (y a todos los de su clase).
La polarización que se ha gestado desde 2018 es hoy en día un elemento muy nocivo para el país como se le vea. Si bien es cierto es un ingrediente de gran impacto para manipular procesos electorales (en particular cuando desde el gobierno se tiene acceso a presupuestos multimillonarios), en el fondo constituye un mecanismo que inhibe la posibilidad de resolver los grandes problemas nacionales. Lo anterior por la simple y sencilla razón de que en vez de enfocarnos en resolver los temas de mayor preocupación y reclamos ciudadanos, se pierde el tiempo en cazar los fantasmas de la narrativa populista que significa la generación de enemistades y formas de dividir a la sociedad. Una gran simulación sin resultados objetivos.
La oposición ha estado fragmentada y dividida, de eso no hay duda. Si bien es cierto la ciudadanía hizo grandes hazañas como fueron las marchas y concentraciones que gestaron la hoy bien conocida “Marea Rosa”, los partidos políticos que generaron la coalición para disputarle el poder al partido de gobierno no entendieron sus verdaderas misiones y prioridades. Entre otras fallas podemos citar dos. Primero, el hecho de que salvo por la designación de quien peleó por la Presidencia, en las demás candidaturas claves optaron por incluir a sus cuates y cuotas, lo que no generó convicción de que realmente se nominaban a las mejores personas y que por lo mismo no se viera un nexo con prácticas y eventos nocivos de dichos institutos en el pasado. Segundo, el hecho de que no hicieron la tarea básica de haber vigilado todas las casillas de un proceso electoral que se sabía era muy inequitativo y que implicó que casi la mitad de los centros de votación no fueran atendidos. El resultado de las deficiencias se hizo notar. Pecados capitales por donde se les vea. Errores garrafales irrepetibles.
Al efecto anterior se vino todo el tema de las pifias del INE y el Tribunal Electoral en el tema de sobre representación, lo que permitió que la aplanadora guinda se diera vuelo (y lo sigue haciendo) para avasallar constitucionalmente los límites a su poder y gestionar en los hechos la implementación plena del plan rector que se fijó desde el sexenio inmediato anterior y que la actual Presidenta (por convicción, por sumisión, o por ambas) se ha encargado de darle prisa a su plena ejecución.
En este tenor de las cosas no podemos dejar de señalar las enormes traiciones de las que el país ha sido víctima incluyendo consejeros del INE, magistrados del Tribunal Electoral, Senadores chapulines, y en fecha más reciente un Ministro que vulneró la defensa constitucional y que en los hechos generó quizá la consecuencia más grave de la historia institucional como es el hecho de que el Máximo Tribunal se ha auto marginado de revisar reformas constitucionales, y entonces le ha dado carta blanca para que el partido hegemónico prácticamente haga lo que quiera en cuanto a reformas a la Carta Magna se refiere sin posible revisión o reserva judicial alguna. Les han dado las llaves para el autoritarismo absoluto los 4 Ministros que han votado por atar las manos de nuestro tribunal y castigar a la nación por su nula capacidad de entender su papel de vigilantes de la vigencia constitucional. Los 4 pasarán a la historia como grandes verdugos y merecen escarnio público como los demás arriba señalados.
Lo que es curioso es que toda esta acumulación de poder y carencias de obstáculos y contrapesos no auguran el éxito de los que hoy gobiernan. Más bien apuntan a que su fracaso está casi garantizado. Y lo es así porque la realidad es mucho más potente que sus aparentes capacidades ilimitadas. El desastre económico que están fraguando con un dispendio brutal, déficit fiscal, paraestatales y proyectos públicos perdedores masivos de dinero, ingresos en caída, y un desincentivo brutal a las inversiones, solamente puede traer por consecuencia un descalabro económico que los desnudará. Todas las carencias que hoy existen en seguridad, justicia, salud, educación, infraestructura, medio ambiente, turismo, energía y demás áreas y que fueron opacados electoralmente con generosos programas de apoyo social, de repente serán absolutamente visibles pues no habrá forma en que la población siga apoyando cuando ni esos recursos les lleguen.
Preparémonos para tiempos complejos. Nos toca dar la batalla en ver hacia un futuro de derechos y libertades. Habrá que iniciar con la configuración de nuevas opciones políticas que no miren al pasado sino a un porvenir que no parta de las mentiras y simulaciones actuales. Será un reto formidable porque los que llegaron por la vía democrática han procurado derrumbar dicha escalera y nos corresponde conservarla. Los que hoy gobiernan han hecho que en lugar de que el derecho rija al poder, ahora el poder utiliza al derecho para sus fines. Sin embargo, para muchos que confiaron en este régimen, en un plazo breve tendrán un enorme desencanto cuando se caiga el telón de la simulación y de la incompetencia sistemática. El despertar para todos será muy cruento ante lo que hoy sucede y la realidad de un sistema autoritario rapaz será evidente, pero nos toca aspirar a algo mejor sin duda. Como dicen en mi pueblo “solamente está derrotado quien deje de luchar”.