Este año que termina, sin embargo, también mostró la agencia y la potencia política de las personas, comunidades, pueblos, colectivos y organizaciones de la sociedad civil que están dispuestas a generar conocimientos, compartir saberes, forjar alianzas, crear herramientas y nutrir la esperanza al servicio de la dignidad.
La acelerada construcción de megaproyectos, aún en curso, ha tenido consecuencias observables en Campeche, Yucatán y Quintana Roo: caminos dañados, obras inconclusas, pasos cercados, selva cercenada y cientos de personas que trabajan al pie de una carretera, de noche sin iluminación adecuada, de día bajo una bolsa negra que les cubra del Sol, amontonadas en camionetas de redilas para ir de regreso a casa o sostenidas en lo alto de una construcción sin uniforme ni equipo que les proteja.
Llamadas por la convicción de que toda muerte relacionada con riesgos de trabajo es prevenible y evitable por parte de autoridades y empresas responsables, Cohesión Comunitaria e Innovación Social A.C (CCIS) empezó a registrar cada caso. Al cierre de septiembre de 2024 se contabilizaron 64 personas muertas y 46 heridas por actividades laborales vinculadas con el Tren. Las violaciones a los derechos humanos que condujeron y siguieron a estas muertes fueron registradas en el reporte “Las muertes prevenibles del Tren Maya” , que incluye recomendaciones para que la Presidencia de la República asuma sus responsabilidades con las víctimas, repare los daños y evite que un nuevo caso ocurra.
A estas presiones en el territorio se sumaron las, cada vez más frecuentes, alertas por depresiones y tormentas tropicales. De esta experiencia aprendimos que aún falta mucho trecho para andar respecto de la prevención, protección y acceso a la información útil para que quienes habitan o transitan los territorios afectados por el cambio climático puedan tomar decisiones. CCIS dejó constancia de estos aprendizajes y de algunos criterios que las autoridades deben tomar en cuenta para garantizar los derechos de todas las personas en contextos de emergencia climática.
Este 2024 también nos permitió encontrarnos con procesos familiares, grupales, colectivos y comunitarios que demuestran que frente a la realización de megaproyectos hay otros futuros posibles que se construyen en el presente. Lourdes, Mirian, Vianca, iván y Joed, protagonistas de la segunda temporada de Archipiélago pódcast, nos demuestran que el mar, los jardines de plantas medicinales, los recuerdos, las redes sociales y los archivos familiares son también territorios propicios para la defensa de los derechos y las distintas formas de vida.
Sabemos que las personas que denuncian las violencias y las presiones que enfrentan por los megaproyectos van a contracorriente. Los gobiernos y las empresas utilizan todos los recursos a su disposición para empujar en las conversaciones públicas una narrativa que promueve e impone –mediante la desinformación y la ausencia de mecanismos efectivos de participación informada– un solo modelo de desarrollo que empobrece a muchos y favorece a pocos.
Con el fin de contrarrestar discursos públicos engañosos y propiciar conversaciones públicas más críticas, CCIS convocó a personas redactoras, reporteras, editoras y jefas de información del sur del país a un taller sobre la cobertura de megaproyectos en clave de derechos humanos. En éste se compartió un conjunto de elementos mínimos y preguntas útiles para que las empresas y autoridades respondan sobre sus responsabilidades y obligaciones en esta materia. De este encuentro nació una alianza con periodistas de la que, estamos convencidas, vendrán elementos valiosos para desarticular las asimetrías de información y poder que aún imperan.
Ante la amenaza que significan las narrativas y creencias contrarias a los derechos humanos, CCIS también lanzó la campaña #ContraSentido , la cual busca cambiar la percepción sobre los megaproyectos, quiénes tienen derecho a decidir si se hacen, si no se hacen o cómo se hacen; sus impactos, específicos y diferenciados, en la vida cotidiana; su dimensión sensorial y emocional; y las implicaciones del cambio climático, calentamiento global y pérdida de biodiversidad para las propias prioridades, visiones de desarrollo y toma de decisiones de quienes habitan o transitan los territorios.
Como parte de #ContraSentido, CCIS publicó en redes sociales una serie de mensajes que ayudan a desmontar ideas falsas sobre los megaproyectos y facilitó recorridos físicos e imaginativos con personas que habitan o transitan los territorios mediante recorridos guiados para sentir y pensar las transformaciones que les rodean.
El entusiasmo por los futuros y sus protagonistas también llevó a CCIS a facilitar un proceso de apreciación del patrimonio propio en la Reserva de la Biósfera y sitio arqueológico de Calakmul, Campeche, con niñas y niños de la zona. De la mano de guías locales que conocen, cuidan, respetan y aman profundamente la selva, las infancias se encontraron por primera vez con animales, plantas e historias antiguas de la región y reflexionaron sobre su derecho a la participación informada en los asuntos públicos que les impactan.
Además, convencidas de la responsabilidad que tienen todas las empresas –independientemente de su nacionalidad, estructura, propiedad, sector, tamaño o contexto– de respetar los derechos humanos en todas sus actividades empresariales, CCIS colaboró con la Embajada Suiza en México para contribuir al fortalecimiento de las capacidades institucionales de las empresas suizas que operan en nuestro país en materia de sus compromisos políticos y políticas de derechos humanos, procesos de debida diligencia en la materia, consultas sustantivas con grupos susceptibles de ser afectados y mecanismos de queja y de remediación.
CCIS está consciente de las tendencias geopolíticas de reducción del espacio cívico y sus implicaciones nacionales, regionales y locales para los territorios. Por ello participó en el “Encuentro de las personas defensoras en el desarrollo” en Tbilisi, Georgia. CCIS también participó en el “Encuentro anual del Colectivo sobre Financiamiento e Inversiones Chinas, Derechos Humanos y Ambiente” celebrado en Buenos Aires, Argentina, y en el “Foro Internacional de Tecnología Cívica” y el “Foro Cívico Internacional” en Johannesburgo, Sudáfrica, para problematizar la relación entre tecnología cívica y espacio cívico.