En el contexto de fenómenos perturbadores, en este caso de huracanes como #Milton, casi toda la comunicación de Protección Civil se centra en indicar a las personas que permanezcan resguardadas y sigan las recomendaciones brindadas por canales oficiales. Pero dichas recomendaciones son poco o nada útiles.
Ante caso de huracanes como Milton, las recomendaciones son poco o nada útiles
No es información que permita tomar decisiones y acciones efectivas y adecuadas para el cuidado individual y colectivo antes, durante y después de una emergencia; ni es específica ni diferenciada por tipo de zona –rurales, urbanas y periurbanas, insulares, costeras y continentales–, por grupo prioritario –infancia, mujeres, personas adolescentes y jóvenes, pueblos originarios y afromexicanos, personas con discapacidad, personas adultas mayores, personas con movilidad restringida, neurodivergentes, hablantes de lenguas indígenas, entre otras–; y por lugar de nacimiento, residencia y situación migratoria –personas oriundas, foráneas, migrantes internas y extranjeras, desplazadas forzadas, turistas, visitantes y poblaciones flotantes–.
A continuación se comparten algunos elementos sobre los cuáles las autoridades de las tres órdenes de gobierno deben informar.
Carreteras: No asumir que las personas permanecerán en un sólo lugar, es preferible asumir que transitarán por distintas vialidades. Brindar información sobre el estado de las principales carreteras y caminos –ramas, encharcamientos, incidentes, retenes– que se usan con mayor frecuencia conforme a los principales lugares y flujos de origen, tránsito y destino. Dicha información debe difundirse de manera consistente por y entre distintos canales tanto oficiales como no oficiales y en diferentes formatos y debe ser actualizada con regularidad, por ejemplo, cada hora. Si no hay alguna novedad, también deben explicitarlo.
Refugios: No asumir que las personas permanecerán en sus hogares, es preferible asumir que podrían requerir refugio. Brindar información sobre la ubicación, horarios, accesibilidad, principales modos de transporte para llegar, existencia de víveres y consideración de restricciones dietarias o de otro tipo.
Centros de abasto de víveres: No asumir que las personas podrán abastecerse antes de la emergencia, es preferible asumir que necesitarán hacer compras durante la misma. Brindar información sobre la ubicación, horarios, accesibilidad, principales modos de transporte para llegar, existencia de víveres (y consideración de restricciones dietarias) de diferentes centros de abasto privilegiando opciones locales con condiciones idóneas para la seguridad de quienes prestan y quienes demandan los servicios.
Centros de salud y abasto de medicamentos: No asumir que las personas tendrán sus medicamentos a la mano, es preferible asumir que podrían necesitar dosis. Brindar información sobre centros de salud, clínicas, farmacias y hospitales que prestarán servicio durante la emergencia, así como de centros de abasto de prescripción y de entrega o venta de medicamentos.
Alojamiento y vivienda: No asumir que todas las personas son habitantes del lugar en el que ocurre la emergencia, que tienen una vivienda o que la vivienda es segura. Brindar información para huéspedes de establecimientos que prestan servicios turísticos, para personas en situación de calle, para migrantes internos y extranjeros, y para personas desplazadas.
Información técnica: No asumir que todas las personas conocen y entienden los términos técnicos y científicos sobre los fenómenos metereológicos. Explicar con claridad y simpleza qué significan e implican términos como “lluvias torrenciales, muy fuertes y fuertes”, “lluvias puntuales intensas”, “oleaje”, “tromba marina”, “marejada”, “zona de prevención por efectos de huracán”, “zona de vigilancia por efectos de huracán”, “zona de vigilancia por tormenta tropical”, “mal tiempo”, etc.
Servicios públicos: La provisión de servicios públicos como la limpia de alcantarillas, poda de árboles, recolección de residuos debe hacerse periódicamente, máxime en temporada de huracanes, no el mismo día de la emergencia.
La mañana del 8 octubre, previo al impacto de Miltón, en la conferencia de prensa en Palacio Nacional se habló y reconoció la cultura de la prevención para la protección de la población en el contexto de fenómenos perturbadores. Nos sumamos al reconocimiento y agradecimiento a las personas y comunidades locales que han desarrollado un conjunto de experiencias, conocimientos y saberes que les permiten discernir qué esperar y cuándo, dónde y cómo actuar para evitar daños tanto humanos como materiales.
No obstante, por parte de los sujetos obligados aún falta mucho trecho por andar respecto de la prevención y protección y del acceso a la información que ayude y no que asuste. No basta con hacer asociaciones entre cambio climático y fenómenos como #Milton, debemos presionar a autoridades, empresas e instituciones financieras hasta que dejen de fomentar, promover y financiar el modelo de “desarrollo” antropocéntrico, capitalista, colonial y patriarcal.
Nota de la autora: Agradezco a Jocelyn Soto y Ana Isabel Castillo por ser compañeras (también) en el huracán Milton y por sus aportaciones.
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Nota del editor: Suhayla Bazbaz es directora general de Cohesión Comunitaria e Innovación Social A.C. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.