El martes 1 de octubre Claudia Sheinbaum Pardo se convirtió en la primera mujer en ocupar el cargo presidencial en la historia de Norteamérica. Indiferente a los detractores de su campaña, la presidenta Sheinbaum acaparó todas las tomas y todas las fotografías desde que Ifigenia Martínez -hito en la historia de los movimientos de izquierda en México y la primera mujer mexicana en doctorarse en economía por la Universidad de Harvard- le colocó la banda presidencial.
Desinformación y teorías de conspiración en redes, riesgos para el gobierno
Las imágenes de la presidenta Sheinbaum son poderosas para el discurso feminista de élite que ha tomado fuerza en los últimos años, pero nos olvidamos de que este sexenio apenas comienza: el gobierno debe rendir cuentas.
Treinta y seis millones de mexicanas y mexicanos votamos por el segundo piso de la Cuarta Transformación; no debería ser sorpresa para nadie que el sexenio entrante sea una continuación del proyecto de nación del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Hemos hablado mucho en este espacio sobre las deficiencias de la administración pasada en materia económica, pero también es objetivo hablar sobre la animadversión de AMLO en contra de la prensa que lo cuestionaba desde el año 2000 que fue Jefe de Gobierno de la CDMX. Claudia Sheinbaum debe girar su estrategia de medios para evitar los errores de su predecesor que podrían perseguirla.
Renovarse o morir: el futuro de las mañaneras
La relación de AMLO con los medios siempre fue ambigua: las conferencias de prensa diarias, y los spin-off´s con Hugo López Gatell durante la pandemia, eran objeto de controversia por tratarse más de mensajes propagandísticos que de información relevante sobre el desarrollo de la 4T. Puede ser un desperdicio de tiempo para la gestión de la presidenta Sheinbaum si continúan con el mismo formato.
Las mañaneras cumplieron con la función de estimular la popularidad de AMLO y Claudia Sheinbaum arranca su gobierno con una tasa alta de aceptación (71%). El propósito es mantener estos indicadores, y no debes arreglar aquello que no está roto; una estrategia más acorde a la personalidad de Sheinbaum puede ser funcional para la agenda presidencial. Una conferencia una vez por semana, permitir entrevistas cuando se encuentre de gira, facilitar la solicitud de información por parte de la oficina de prensa, etcétera.
Claudia no es popular, es resiliente
Es mentira que Claudia no enfrentó crisis de comunicación en el pasado, pero la campaña nos nubló la memoria. Sheinbaum era alcaldesa de Tlalpan cuando colapsó el Colegio Rébsamen y parte del Campus Ciudad de México del Tecnológico de Monterrey durante el sismo del 19 de septiembre de 2017. El largo tiempo de respuesta de la alcaldía ante la tragedia afectó la imagen de Sheinbaum, quien abandonó el cargo unos meses después para ser candidata a la Jefatura de Gobierno de la CDMX en 2018. La historia alcanzaría de nuevo a Claudia un mes antes de las elecciones intermedias de 2021: uno de los tramos elevados de la línea 12 del metro se desplomaría, esta vez sobre la alcaldía Tláhuac.
Lo que no se resuelve, eventualmente regresa. La ciudadanía no se movilizó para votar como lo hizo en la elección anterior, y se registró el 53% del padrón electoral, 10% menos que en las elecciones de 2018. Este descalabro le dio una lección importante a Claudia: los políticos deben enfrentar las crisis y no huir de ellas. El abanderamiento del entonces presidente AMLO benefició a Sheinbaum para obtener la candidatura presidencial, quién le transfirió también la avasalladora popularidad.
Claudia supo responder sin titubeos a los ataques de la oposición durante su campaña, pero aún debe mostrar fortaleza cuando los críticos de la 4T señalen los posibles errores que pueda cometer durante su gestión.
La esfera digital jugará un papel importante durante este sexenio
La campaña presidencial nos demostró que una buena estrategia de redes sociales tiene el poder de capitalizar simpatizantes cautivos. Si bien, la popularidad de Claudia Sheinbaum no tuvo cambios significativos desde el inicio de la campaña, las redes sociales sí tuvieron efectos sobre los otros dos candidatos. La desinformación y las teorías de conspiración gestadas en redes sociales son riesgos latentes para el gobierno entrante; los algoritmos y contenidos que alguna vez fueron de ayuda durante la campaña presidencial podrían ser contraproducentes si el gobierno no ejerce control efectivo sobre las redes sociales.
El gobierno entrante debe conciliar los intereses de las redes sociales por medio de la regulación, sobre todo en época electoral. También la presidenta debe estar abierta a críticas constructivas y a la constante supervisión de su gestión, 100 compromisos como plan de gobierno son blancos fáciles de fact cheking para la prensa porque se les pueden dar seguimiento puntual. Claudia Sheinbaum como presidenta es una realidad, ya no es una promesa de campaña. Esperamos que la presidenta siempre esté a la altura de las circunstancias, que sea resiliente y que trabaje por todos los mexicanos.
Se rompió un techo de cristal el 1 de octubre, pero debemos recoger esos pedazos y ponernos a trabajar desde ahora para construir una democracia plural en donde las audiencias encuentren representación y transparencia.
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Nota del editor: Alejandra G. Marmolejo es profesora de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública e investigadora del Observatorio de Medios Digitales del Tecnológico de Monterrey. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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