Claramente, el hubiera no existe; sin embargo, es de los tiempos verbales que más usamos. A todos nos gusta pensar lo que pudo haber sucedido si alguna decisión pasada la hubiéramos tomado de manera distinta, a nivel personal, sentimental, profesional y en cualquier ámbito.
El problema con este tipo de escenario, más allá de que no existe, es que muy seguido nos hacemos la pregunta equivocada; aquella que podría llevarnos a una realidad alternativa hipotética más cercana a lo que hubiéramos preferido que pasara, factible o no.
Además, cuando nos hacemos esta pregunta generalmente evitamos, convenientemente, considerar elementos que serían adversos a la respuesta que queremos.
En este caso particular, es claro que quien hizo estos 15 escenarios es crítico del Presidente López Obrador, y con su mensaje busca convencer a más gente de votar por una opción distinta a la de la continuidad de la 4T, en apariencia evidenciando las fallas.
Pero no considera muchos elementos que hacen que la realidad alternativa de país que plantea sea una quimera, aún si no hubiera ganado AMLO; asumiendo que PRI y PAN eran mejores, cuando claramente fueron sus errores los que nos llevaron a esta situación.
Algunos de sus escenarios alternativos parecen tener sentido, como el relacionado con las estancias infantiles, o con el aeropuerto cancelado por AMLO incluso antes de tomar posesión. Pero otros son por demás viscerales, y no consideran la realidad del país en 2018.
Plantea, por ejemplo, que previo a la pandemia México hubiera tenido un crecimiento de 2.3% por simple tendencia del gobierno anterior. Como si eso fuera en automático. Olvida, por ejemplo, que Fox heredó un país con crecimiento de más de 6%, pero en su primer año nos llevó a decrecimiento sin razón aparente.
Esgrime que no se tendrían los niveles de inseguridad que hoy vivimos, que ciertamente están fuera de control. Sin embargo, parece no tomar en cuenta que la tendencia de crecimiento exponencial de inseguridad se viene dando desde que Calderón tomó posesión, mantenida con Peña.
Argumenta que los órganos autónomos se mantendrían independientes, como si realmente los gobiernos anteriores no los hubieran trastocado al punto de que a este gobierno le es posible con mayor facilidad debilitarlos.
Menciona un crecimiento en la pobreza, cuando hay que reconocer que en las últimas mediciones del Coneval, en realidad hubo un ligero descenso. Además de que hacía tiempo, antes de 2018, que no se estaba controlando.
Finalmente, parece ignorar la realidad social que imperaba en 2018, y que de no haber ganado, muy probablemente se hubiera convertido en una crisis social sin precedentes, similar o incluso peor a las vividas hace un par de años en Chile, Colombia y otros países de la región.
Esta columna no busca defender al gobierno actual, que es claramente indefendible. Pero sí busca alertar de cómo estamos simplificando las cosas en las discusiones públicas simplemente por nuestras filias y fobias.
Entendiendo que el hubiera no existe, más que preguntarse cómo sería México si hubiera perdido AMLO en 2018, un ejercicio que deberíamos reflexionar más a fondo es qué hubiera pasado con el país si AMLO hubiera logrado ganar en 2006. Seguramente eso sí hubiera sido algo muy distinto.
Lo primero es que no hubiera tenido el poder desmedido que logró en 2018, dado que su fuerza política de aquel entonces, el PRD, quedó muy lejos de aspirar a una posible mayoría. De hecho, fue un Congreso sin mayoría de alguna corriente o partido.
Un presidente AMLO en 2006 no habría logrado este nivel de centralización política, simplemente porque aún había líderes de alto nivel en los otros partidos: Beatriz Paredes presidía el PRI, Manlio Fabio Beltrones coordinaba a los Senadores del PRI, Héctor Larios coordinaba a los Diputados del PAN; entre otros actores con gran manejo político y altura de miras.
El sistema de partidos probablemente no se hubiera desgastado al nivel que lo hizo con Calderón, empezando por el hecho de que fue precisamente él quien decimó al PAN, para tratar de tener poder absoluto sobre su propio partido y deshacerse de quienes no se la jugaron con su candidatura.
A nivel estatal, hubiera sido muy difícil que lograra un número importante de gubernaturas ya que había mucho más competitividad en el resto de los partidos, aunque hayan sido de los peores gobernadores que hemos visto.