En México, a partir del largo proceso de apertura democrática en México iniciado en 1977, y con la alternancia electoral iniciada en los años 90, las elecciones presidenciales a partir del 2000 que salió el PRI del poder solían darse entre tres candidaturas: PRI, PAN y alguna de aparente izquierda.
Sin embargo, en esta ocasión, dados los grandes errores de los partidos de oposición, se está obligando a los votantes mexicanos a escoger entre dos candidaturas: alianza de la 4T, y alianza PRI, PAN, PRD. Hay otra candidatura de MC, pero sin mucha tracción por sus errores internos.
Regresando a Estados Unidos, desde la elección de 2016 se instaló el término de odiadores dobles (double haters), que se refiere al grupo de votantes que no se identifica o que no está satisfecho con las dos candidaturas del llamado establishment.
En 2016, este grupo alcanzó el 18% del electorado; y al final, a pesar de no estar convencidos se inclinaron más por Trump dado que querían menos a Hillary Clinton, ante la falta de una tercera candidatura independiente atractiva.
Para 2020, este grupo se redujo a apenas 3% del electorado, ante la insatisfacción con Trump, otorgando su voto a Biden buscando un cambio positivo.
Sin embargo, los dobles odiadores en 2024 han crecido a prácticamente 20% según encuestas como la de Marquette Law School y la del NYT Sienna College. No solo eso, sino que están más insatisfechos que nunca con las candidaturas tanto Demócrata como Republicana.
Es un hecho que Biden y Trump son los candidatos menos atractivos de sus partidos en décadas. En la última encuesta de Bloomberg, 52% consideran a Biden como demasiado viejo; y 59% consideran a Trump como peligroso.
Biden parece estar en mayores problemas, ya que ha perdido, según reporta la publicación National Review, casi el 20% de su base votante de 2020; mientras que Trump retiene prácticamente la totalidad de su base, con 97%.
Resulta evidente que ni el partido Republicano ni el Demócrata están entendiendo las señales del electorado, y con sus decisiones están generando la elección menos atractiva para los votantes estadounidenses.
Esto representa un riesgo importante de abstencionismo, ya que se mezcla con el obsoleto sistema electoral de Estados Unidos en el que un Colegio Electoral es quien decide quién gana la Presidencia, en lugar de ser el voto ciudadano; que muchas veces se ha ido al perdedor de la contienda.
En este contexto, y ante el hartazgo del electorado, empieza a tener tracción la candidatura independiente de Robert F. Kennedy Jr. Aunque es muy incierto si sea competitivo dada la volatilidad de los odiadores dobles. Pero al menos hoy muchos ven una alternativa a los partidos anquilosados.
México en 2024 pareciera muy similar a Estados Unidos en términos de la insatisfacción de varios segmentos de votantes con las candidaturas, impuestas ambas, de la Alianza de la 4T y la Alianza de PRI, PAN, PRD. Ambas definidas con procesos de selección desaseados y corruptos.
Sería de mucha utilidad que las casas encuestadoras en México comenzaran a medir tanto el tamaño del grupo de posibles odiadores dobles, como sus impactos hipotéticos en la elección.
Es claro que mucha gente no está satisfecha con el actual gobierno, y por lo tanto con su candidata, Claudia Sheinbaum. Pero también es cierto que muchos en la oposición no ven con seriedad a la candidata Xóchitl Gálvez por no tener imagen de estadista.
Hay un descontento generalizado con el proceso electoral presidencial mexicano, y es de entenderse. No habíamos visto candidaturas tan poco atractivas y poco independientes como las que se tienen.