Se cumplen 10 años de la implementación de las candidaturas independientes. Todo comenzó con la batalla jurídica que dio Jorge Castañeda de cara a las elecciones de 2006 y que terminó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, siendo el primer caso de condena al Estado mexicano por violar la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Los litigios continuaron en 2012 encabezados por Manuel Clouthier y varios otros. Se planteaban a la vía independiente como una alternativa a los partidos políticos y un medio para ciudadanizar la política.
#ApuntesElectorales | Repensar las candidaturas independientes
Con la reforma electoral de 2014 se hicieron viables las candidaturas independientes, pues se definieron las reglas para su operación: el porcentaje requerido de respaldo ciudadano para acceder a la candidatura, los montos de financiamiento público, el acceso a la radio y la televisión, entre otros.
En 2015 vino el boom de independientes, Jamie Rodríguez “el Bronco” en Nuevo León, Pedro Kumamoto en Jalisco, Hilario Ramírez “el amigo Layín” en Nayarit, Manuel Clouthier en Sinaloa, Alfonso Martínez en Morelia, junto con varios que a través de la vía independientes lograron cargos de gobierno y representación a nivel local y federal.
El desastre se dio en las elecciones de 2018 cuando más de 80 personas buscaron la candidatura independiente a la presidencia de la República, lo que implicaba recabar más de 866,000 apoyos ciudadanos, algunos de ellos fueron Margarita Zavala, Jaime Rodríguez, Armando Ríos Piter y Pedro Ferriz de Con, entre otros.
Para evitar las conocidas trampas en la falsificación de los apoyos, la autoridad electoral implementó una aplicación digital para tener un mayor control y dar certeza. El resultado es por todos conocido, todas y todos los aspirantes, especialmente los que obtuvieron más apoyos hicieron trampa, simularon apoyos ciudadanos y solamente Margarita Zavala superó los 866,593 apoyos válidos; al final, terminó declinando su candidatura. Jaime Rodríguez también estuvo en la boleta presidencial, pero no por reunir los apoyos, sino gracias a una lamentable sentencia del Tribunal Electoral que ordenó incluirlo en la boleta electoral a pesar de no contar con los 866,593 apoyos válidos.
De 2018 a la fecha poco se ha escuchado sobre los independientes, varios de los protagonistas del boom de 2015 están fuera de la escena política o son parte de algún partido político. Destaco el caso de Pedro Kumamoto, quien en 2018 buscó ser senador por la vía independiente y no lo logró, para continuar en la vida política terminó por crear su partido político a nivel local en Jalisco y para estas elecciones a fin de poder tener un triunfo nuevamente se alió con Morena. El caso de Alfonso Martínez también llama la atención, pues, aunque fue un alcalde exitoso en Morelia y lo sigue siendo, terminó regresando al partido político del que salió.
Para ser candidato independiente a la presidencia en 2024 se requería reunir casi un millón de apoyos ciudadanos. De los nueve aspirantes que buscaron la candidatura independiente a la presidencia, entre ellos el actor Eduardo Verástegui y el exgobernador Ulises Ruiz, ninguno lo consiguió, ni siquiera lograron obtener algo cercano a la cuarta parte. Así es que para la elección presidencial no habrá candidatura independiente.
Lo interesante de esto es que después de 10 años no hemos entendido ni dimensionado las candidaturas independientes. La experiencia nos dice que a gran escala no son exitosas, por el contrario, en ámbitos geográficos pequeños sí pueden ser viables, me refiero diputaciones locales o municipios, especialmente aquellos con pocos electores.
Las candidaturas independientes a gran escala han propiciado un cúmulo de malas prácticas, que van desde simulación de los apoyos ciudadanos, hasta uso de recursos públicos y coacción; Jaime Rodríguez es el mejor ejemplo de ello.
Quienes han tenido éxito por la vía independiente o han sido casos aislados en los que solo fue una elección en la que triunfaron o para continuar su carrera política han tenido que alinearse a las estructuras partidistas.
Finalmente, debemos entender que las candidaturas independientes requieren mucho trabajo de campo que supla las estructuras partidistas que no se tienen, un equipo profesional que guíe al candidato, mucha coordinación y, aunque no nos guste, dinero, suficiente dinero para enfrentar el periodo de búsqueda de apoyo y la campaña, con todo lo que implica.
Es momento de repensar y redimensionar esta figura que es una alternativa a los partidos políticos, pero no es la solución para ciudadanizar la política.
______
Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.