Pese a que aún continuamos en la lucha por la ampliación de la red de Ecobici por las colonias de la CDMX, sus alcances se perciben en las calles. Sin embargo aún nos encontramos con la dificultad de abrazar nuestro tan preciado derecho a una movilidad segura, derecho de todas las personas y tan ignorado por buena parte.
Oponerse a nuevas estaciones de Ecobici no solo es contra un derecho constitucional, es cerrarse a la posibilidad de vivir en una ciudad más digna.
Las bicis pacifican las calles, reducen los riesgos de hechos fatales, contribuyen a la salud de quienes las ruedan y benefician a la economía y medio ambiente. No importa si esta lista (en su versión corta) no agrada a todas las personas, es una realidad y pruebas hay suficientes de ello.
Y sí, las bicis no son para todas las personas ni nos debemos aferrar a esa postura inquisidora de las calles. Las bicis son para quienes desean moverse en ellas. Las bicis son una opción más que el Estado tiene la obligación de ofrecer, así como salvaguardar las vidas de quienes las ruedan.
Y adentrándonos en perspectiva de género, los beneficios de la bici tienen alcances contra la violencia, la desigualdad y, por supuesto, el cierre de la brecha de género.
Ecobici es una opción para ellas, para aquellas mujeres que no han encontrado ese medio que satisfaga sus necesidades. Este fue mi caso: hace más de una década jamás imaginaría la persona en la que me convertiría una vez tomando la bici.
Comencé por recorrer algunos kilómetros en la red de ecobicis rojas; de la colonia Escandón a Polanco, tema serio en niveles de congestión de las vías por el uso desmedido del coche y la saturada oferta de transporte público.
Desde entonces me supe más libre, más capaz, menos dependiente y más segura.
Porque cabe decirlo, según la Encuesta de Seguridad Pública Urbana (ENSU), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), realizada en junio del 2023, el 70.9% de las mujeres dijo sentir inseguridad en el transporte público y el 59. 7% en las calles que caminan habitualmente; en contraste con el 65.7 y 48% de los hombres, respecto a cada espacio.
Las mujeres y los hombres no experimentamos las calles de la misma manera y la bici sí contribuye en la percepción de más seguridad.
Dado que no todos los edificios habitacionales cuentan con espacios accesibles para estacionar la bici, muchas mujeres enfrentan esto como una limitante para usar bici propia, así que, haciendo recuento de ello, esta fue otra de las grandes razones por las que comencé en Ecobici: la comodidad de no tener que preocuparme por cargar la bici hasta mi departamento, ni de dónde estacionarla de forma segura.