Todos y todas nos sentimos poseedores de las soluciones, son pocas las personas que escuchan y dialogan, que están dispuestas a ceder, buscar alternativas, avanzar en torno a la mejor opción, aunque esta no sea la propia o requiera flexiblizar nuestra visión o idea.
En los procesos políticos construir con un ánimo democrático requiere mucho trabajo, esfuerzo e incluso sacrificio, pero sobre todo es indispensable la voluntad de todas y todos - actores políticos, integrantes del Estado, sociedad civil y ciudadania – para dialogar, escuchar y conciliar los diferentes intereses, las visiones de cada persona o fuerza política y transitar hacia un acuerdo que implique un paso hacia adelante.
Lo más escaso para ello es la voluntad, el tener un verdadero deseo por realmente querer hacer las cosas bien y hacerlas mejor que los anteriores. Pocos y pocas son los que tienen una verdadera visión democrática, que dejan de lado sus intereses personales y dan preferencia a los intereses colectivos.
Necesitamos voluntades que busquen construir un mejor país, una democracia con más derechos y libertades, con visión de futuro. Los tiempos que vivimos parecen indicar que la regla es destruir, la excepción son aquellas personas que buscan aportar para tener un país mejor, un futuro para nosotros y para los que vienen.
De eso se trata el juego electoral para 2024, tanto en los partidos, como en las campañas e incluso al interior de las autoridades electorales, de conciliar y de construir, de dar un paso hacia adelante para avanzar.
En los últimos años la constante es dividir, polarizar, enfrentar. Muchas veces se ha señalado lo peligroso que es para la democracia gobernar sin escuchar y dialogar, solamente a base de la imposición. Absolutamente un riesgo para la democracia.