Lo que se ganó con muchos esfuerzos, batallas y embates fue que se tuviera una incremental certidumbre en los procedimientos electorales (con procesos profesionalmente administrados fuera del aparato estatal), y una gran incertidumbre en los resultados en las urnas (por competitividad entre los candidatos participantes). Esto contrastó diametralmente con lo que pasaba antes en que los procesos eran inciertos y los resultados totalmente conocidos de antemano. Un cambio radical que no podemos perder. La conquista ciudadana no está sujeta a negociación o retiro unilateral.
Este gran logro para nuestro país en cuanto a normalidad democrática no es algo fortuito ni insignificante. Muchas personas incluso perdieron la vida para generar las condiciones de competitividad electoral que hoy muchos dan por hecha. Y sin embargo en este sexenio ha habido ya muchos intentos por derribar los avances y derechos democráticos que tanto trabajo ha costado tener. Ante dichos acechos el pueblo ha demostrado su objeción pues ha salido a las calles para proteger derechos e instituciones, con los ejemplos claros de lo acontecido el 13 de noviembre y el 26 de febrero próximos pasados. Así, en lugar de un estanque sin movimiento, se gestó la marea rosa, un impacto ciudadano con fuerza, vertiginosidad e impacto.
Ahora como está claro que el gobierno en turno no respeta leyes, derechos o instituciones, se ha generado un riesgo real de que el proceso electoral de 2024 se pueda fracturar en cuanto a certidumbre procesal se refiere. Es ante dicha amenaza real que estamos ahora convocados a volver a mostrar músculo ciudadano. Una nueva prueba para demostrar la potencia de la unidad nacional. Y me refiero al proceso en curso que encabeza el Frente Amplio por México (FAM). En un proceso realmente innovador se conformó un Comité Organizador del FAM con mayoría ciudadana. El proceso implica que por primera vez el liderazgo en la oposición se determinará como resultado de un concurso abierto con supervisión y validación ciudadana. Un gran cambio dado el sello y prioridad ciudadana en todo el método.
El FAM contrasta brutalmente con lo que hace el gobierno y Morena en que lo que se ve es una enorme ilegalidad, corcholatas, opacidad, imposición y ultimadamente un dedazo. Es el sello de la casa en que lo que se pretende es marginar a la ciudadanía de cualquier intervención y simplemente quedarse bajo el control vertical de una sola persona que quiere imponer sus caprichos en todo lo que hace, incluyendo designar a quien compita por volverse su sucesor.
Por tales razones a los habitantes de este país nos corresponde ahora tomar el toro por los cuernos. Ante el abuso, los derechos. El esfuerzo que encabeza el FAM se destaca por su apego a la ley, la visibilidad de dominancia ciudadana, la existencia de contrastes de opinión reales, la presencia de encuentros abiertos con la población, y sobre todo la determinación de los liderazgos como resultado de ejercicios en que las consultas ciudadanas serán las determinantes y no decisiones cupulares, como anteriormente ocurría.