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#ColumnaInvitada | Nos toca participar y decidir

Se requiere de un ejercicio disruptivo sobre cómo actuar ahora para evitar que en 2024 se repita un escenario similar o parecido al de las elecciones pasadas en el Estado de México.
lun 19 junio 2023 05:59 AM
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Si se quiere ganar y arrastrar entusiasmo para el voto a favor de las candidaturas a diferentes puestos de elección, entonces se requiere una persona emblemática que arranque ilusión y emoción entre un grupo muy amplio de votantes, apunta Juan Francisco Torres Landa.

Mucho de qué hablar a partir del análisis puntual de lo que aconteció en las elecciones estatales recientes. En particular llamó la atención el que el abstencionismo de un 50% generó condiciones de baja competitividad en el Estado de México. Es un hecho que los resultados se pudieron haber impactado con una afluencia mayor, pero no fue así y hay que entender por qué para mejor trabajar en futuras ocasiones, en particular para la elección más importante de la historia en México el 2 de junio de 2024.

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A pesar de que la candidata Alejandra del Moral demostró ser una gran luchadora y que remontó muchos obstáculos, no se logró involucrar a la ciudadanía desde su origen en la designación. Esa falta de legitimación sí hizo una gran diferencia, sobre todo tomando en cuenta que a la vista de todos tuvo lugar una elección de Estado en función de la abierta y obscena participación del presidente y miembros de su gabinete y partido en la promoción de su candidata, violentando así la legislación electoral sin sanción alguna. Una afrenta nueva al sistema legal sin pena alguna.

Por todo lo anterior es evidente y un hecho irrefutable que algo cambió en el fondo en estos días. Insistimos en que aunque Alejandra del Moral fue una magnífica candidata que mostró gran capacidad de despliegue y entusiasmo, no fue suficiente para llegar a la emoción del electorado amplio. El método tradicional cupular de selección de la candidatura, una buena persona en la fórmula, la operación partidista, el involucramiento de grupos ciudadanos en campaña, y el peso de distintas fuerzas no alcanzó. No fue posible ganar por que no hubo el número suficiente de participantes en la votación como tal. El cúmulo de personas que acudieron a las urnas fue insuficiente. Algo faltó y no se puede ignorar.

Por lo tanto, la lección es clara y la reflexión inaplazable. Se requiere de un ejercicio disruptivo sobre cómo actuar ahora para evitar que en 2024 se repita un escenario similar o parecido. Es indudable que si lo que se quiere es tener un resultado diferente a partir de una mayor cantidad de personas presentes en la jornada electoral, se requiere un involucramiento frontal y definitivo de la ciudadanía desde el origen del proceso. Eso pasa necesariamente por hacer que el proceso de la determinación de quien ocupe la posición de la candidatura presidencial sea un ejemplo de participación de amplios grupos sociales. Solamente con esa vinculación con población abierta es que se puede evitar la percepción y ratificación de que solamente los partidos y sus dirigentes son los que determinan las personas que van a ocupar los espacios en las boletas. Esa realidad o posibilidad de tener un mecanismo cerrado (que es a lo que están acostumbrados) es lo que garantizaría una repetición del resultado del Estado de México, una lucha épica, pero un resultado adverso. Así no.

Entonces hay que pensar fuera de la caja. Solamente con un mecanismo innovador se puede gestar un elemento distintivo, el que la ciudadanía pueda estar cerca del proceso y distinguirse de lo que pasa con Morena, en que al final del día será una encuesta digital (de un solo dedo) para definir a quien ocupe esa candidatura. La absoluta necesidad entonces es que se proceda a pactar expresamente con los partidos políticos una gran alianza para la coalición de gobierno de rescate y reconstrucción nacional. El elemento clave es que sea la ciudadanía la que impulse la definición de la persona que encabece la fórmula y no el cónclave partidista.

Si se quiere ganar y arrastrar entusiasmo para el voto a favor de las candidaturas a diferentes puestos de elección, como es el caso del Congreso de la Unión, entonces se requiere una persona emblemática que arranque ilusión y emoción entre un grupo muy amplio de votantes. Para ello la vinculación, afinidad y cercanía con la ciudadanía es la clave y se logrará cuando la persona sea determinada con el concurso de la población. Tenemos entonces que impulsar una elección primaria para que de entre todos los candidatos de partidos políticos y ciudadanía se fije a la persona que mejor convenga para ir por la coalición y hacerlo con el beneplácito de la población que va a votar en estos procesos, bajo la idea de una primaria que tendrá un formato híbrido entre boletas físicas y electrónicas. Confirmada la idea se verificarán los detalles de su despliegue.

Participamos en Unid@s, un grupo de ciudadanos involucrados, entre otras cosas, en el diálogo con los partidos de la coalición Va por México. A la fecha se tiene un muy buen avance para generar el acuerdo que permita aterrizar las reglas, tiempos, secuencia, pasos y responsables de todo el mecanismo que lleve a la final y relevante determinación de quien encabece la coalición electoral y de gobierno. Lo importante es que en forma transparente y visible seamos los ciudadanos quienes tengamos un papel preponderante para llegar a saber de entre todos los interesados que cumplan con los requisitos mínimos de participación, quien quede como la persona que finalmente amerite la confianza y comunión con la ciudadanía.

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Hace algunos meses decíamos que aún no era tiempo, pero ahora tenemos que insistir que es absolutamente necesario lograr los acuerdos de fondo arriba apuntados. Con la prisa que ya traen en Morena de tener su candidatura para el 6 de septiembre, es el momento de actuar y hacerlo con contundencia, oportunidad, pragmatismo y generosidad. Con esos ingredientes se puede y va a lograr un resultado que permita aspirar a lograr resultados emblemáticos en 2024, fecha en que nos jugaremos el futuro del país posiblemente por las siguientes décadas. Ni más ni menos.

Con estas medidas podremos impactar también que en candidaturas para el Congreso de la Unión, Gubernaturas, Municipios, etc. se logren colocar candidaturas de figuras con tracción, reputación y trayectoria que sean validadas por el electorado. Es el conjunto de esas buenas decisiones que podrán traer a la baja el abstencionismo, la única forma de controlar o mitigar el impacto de la elección de Estado que tendrá lugar en 2024 con la ayuda de programas sociales, operadores políticos, y el conocido pacto con la delincuencia organizada para afectar los resultados en las urnas.

Así es que el momento es ahora. No perdamos tiempo en repetir errores. Se puede y se va a ganar si nos lo proponemos. Y recuerden que no vamos en vacío, sino que estamos alineados en tener una postura clara de la propuesta del país que queremos y nos merecemos, parámetros con los que todos nos debemos vincular en nuestras respectivas áreas de influencia. Dicho plan es el que se denomina y hemos referido en el pasado como Que Nadie Se Quede Atrás (www.unidospormx.com). Por ello insistimos en que el enfoque es otro, uno en que la prioridad es el país no los caprichos, y con una gran alianza del electorado con los partidos políticos de oposición (haciendo un llamado claro a que MC igualmente se sume a este esfuerzo ante la emergencia nacional). La enorme diferencia se dará si se abaten nocivas y malas prácticas. Al tiempo, y no hay ya que demorar los acuerdos para hacerlos públicos y de gran difusión. Sí se puede. Ánimo que nos toca participar y decidir.

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Notas del editor: Juan Francisco Torres Landa es miembro del Consejo Directivo de UNE México y de la red de Unid@s. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

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