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Seis claves para entender las elecciones 2023 en México

El PRI defendía los últimos dos bastiones en los que nunca había habido alternancia desde su fundación como partido en 1929 en el ámbito de los ejecutivos locales.
mar 06 junio 2023 06:00 AM
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Delfina Gómez, candidata de Morena, será la primera mujer en gobernar el Estado de México; mientras que Manolo Jiménez logró mantener Coahuila para el PRI.

El domingo se celebraron elecciones para las gubernaturas en Coahuila y el Estado de México. Aquí algunas claves para entender lo que ocurrió en la última cita con las urnas, antes de la enorme elección general que habrá de celebrarse en 2024. El PRI defendía los últimos dos bastiones en los que nunca había habido alternancia desde su fundación como partido en 1929 en el ámbito de los ejecutivos locales.

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Los resultados

Como venían configurándose las intenciones de voto en ambos estados, no hubo mayor sorpresa y éstas se confirmaron. A reserva de eventuales impugnaciones para obtener las cifras oficiales definitivas, Manolo Jiménez, postulado por la alianza conformada por el PRI, PAN y PRD aplastó en Coahuila con 56% de los votos. Eso supera ampliamente la suma de la votación de los otros 3 contendientes juntos, mientras que la distancia con el segundo lugar es de 35%. De ese tamaño fue el triunfo de Jiménez. En el Estado de México, Delfina Gómez, la candidata del partido Morena, PT y Verde se impuso por 8% a Alejandra del Moral, postulada por la coalición PAN, PRI, PRD y Nueva Alianza. Morena y aliados sumará una gubernatura más –no cualquiera: la que tiene más peso electoral en el país– para llegar a 23 y, así, estar en una posición hegemónica inmejorable de cara a las elecciones de 2024.

La cohesión en las alianzas

La alianza hegemónica en al ámbito nacional se rompió para la elección de Coahuila y los resultados están a la vista. El PT y el Verde postularon a sus propios candidatos en un rarísimo acto de rebeldía para no apoyar al ciertamente poco atractivo –¿se acuerdan de su desempeño en el primer debate? – candidato de Morena. En la víspera de la jornada electoral, las dirigencias nacionales de ambos partidos fueron presionadas para declinar en favor del candidato de Morena, lo cual generó tensiones de los dos candidatos que se rebelaron ante al mandato de sus dirigencias nacionales. El mensaje es claro: la lógica de los aparatos y elecciones locales es distinta a las agendas de las dirigencias nacionales. Y las advertencias son aún más contundentes: la suerte de los partidos aliados se dirime dentro de las luchas de poder de la interna morenista de cara a la definición de su candidatura presidencial y cualquier intento de disidencia tendrá unos costos elevadísimos y no será tolerado.

Por el lado de la alianza opositora de cara a la elección presidencial de 2024, el desafío sigue siendo el mismo: mantener la endeble unidad, contener las voces críticas dentro del PAN como socio mayor de la coalición y de los que sostienen que es insostenible Alejando Moreno al frente del PRI, tratar de sumar a Movimiento Ciudadano para integrar una amplia alianza electoral opositora y acordar ya el mecanismo consensuado para la definición de la candidatura presidencial.

La relatividad de los candidatos

Cada elección es distinta y tiene sus especificidades. En el caso de la de Coahuila, fue un acierto seleccionar a Manolo Jiménez, un perfil que cuenta con un importante arraigo en el estado. El caso de Delfina Gómez es muy peculiar. Si bien, ciertamente, cuenta con carrera política local –muy controvertida–, en su campaña los apoyos del gobierno nacional fueron incuestionables. Tal vez en otras latitudes que entienden la democracia de una forma distinta a la nuestra, la postulación a un cargo de la importancia de una gubernatura, serían inaceptables o impensables. La candidata de Morena y de la coalición Juntos hacemos historia cuenta con una sentencia condenatoria aprobada por unanimidad de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por haber cometido en las elecciones anteriores la ilegalidad de retener un porcentaje del salario de los trabajadores del Sistema del Desarrollo Integral de la Familia (DIF) del municipio de Texcoco. En esta ocasión volvieron a buscar el voto del electorado –lo obtuvieron–, sin que la condición anterior fuera impedimento para alzarse con el triunfo en la elección. No dejaron de ser llamativos los ejes de comunicación de la campaña: apelar a la “honestidad y combate a la corrupción”, tener muchos gatitos y perritos y llevar como “20-25 puntos de ventaja en las encuestas”.

Las encuestas

La lección más clara es que algunas casas encuestadoras tendrán que calibrar el instrumento de medición. Se caía de maduro que tanto Gómez como Jiménez iban a ganar su respectiva elección. Aquí lo que es importante señalar es que, en no pocos y desafortunados casos, encuestas de final de campaña o de salida el día de la jornada electoral dieron un margen mucho mayor –en algunos casos del doble- del 8% con el que ganó Delfina Gómez. La precisión, por supuesto, importa.

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Las autoridades electorales

El profesionalismo y la experiencia acumulados en la celebración de elecciones con los que cuentan en su haber el INE y los organismos públicos locales, de nueva cuenta fueron exitosos y le cumplieron a la ciudadanía. Una evidencia más de que no hace falta un “Plan B” ni ninguna otra ocurrencia antidemocrática que ponga en riesgo la celebración de elecciones. Bien vale señalar el adecuado reconocimiento a las autoridades electorales involucradas en esta elección.

Rumbo al 2024

Suele decirse, sin muchos argumentos, que, por su tamaño, el Estado de México es la entidad que más votos aporta en una elección y que, en esa medida, el resultado de su elección de gubernatura determina la presidencial del año siguiente. Nada más falso. Hay que recordar que, desde 1999 y hasta 2017, esto es, prácticamente lo que va del siglo, todas las elecciones para gobernador del Estado de México las ganó el candidato del PRI y en todas ellas, con excepción de 2012, las elecciones presidenciales del año siguiente las ganó un candidato de un partido distinto al PRI (Fox, Calderón y López Obrador). Así que hay que poner en contexto la importancia relativa del triunfo en las elecciones del Estado de México.

Más allá de lo que marcan los tiempos legales y de las autoridades electorales, ya se dio el banderazo de arranque de los tiempos políticos para las alianzas electorales que habrán de disputarse la Presidencia de la República en 2024 y los demás cargos de la elección más grande en la historia del país en la que estarán en juego la mayor cantidad de cargos federales y locales concurrentes de las ramas ejecutiva y legislativa para la renovación de personal político en México. Nada menos en juego.

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Nota del editor: Horacio Vives Segl es licenciado en Ciencia Política por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y doctor en Ciencia Política por la Universidad de Belgrano (Argentina). Síguelo en Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad del autor.

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