1. En el Estado de México el abstencionismo fue de alrededor del 50.1%; un dato ligeramente inferior al promedio de las últimas cuatro elecciones de gobernador (1999, 2005, 2011 y 2017) que es 51.8%. En Coahuila, el abstencionismo ascendió a 43.6%, cifra prácticamente idéntica al promedio de las últimas cuatro elecciones de gobernador (mismos años) que es 43.5%. Más allá de las expectativas que se hayan generado en torno a la posibilidad de una mayor participación ciudadana (sobre todo en el flanco de la en este caso mal llamada “alianza opositora”, pues en ambos estados el PRI no era oposición sino gobierno) los del domingo pasado no fueron porcentajes de abstención particularmente altos; al contrario, estuvieron dentro del rango de lo normal en ambas entidades.
Saldos postelectorales
2. Algunos partidarios de la alianza opositora suelen decir que la única opción para derrotar al oficialismo es que las oposiciones vayan unidas. Los resultados de las elecciones de gobernador en este 2023, sin embargo, no validan ese argumento. En el Estado de México, la alianza encabezada por Alejandra del Moral (PRI, PAN, PRD y Nueva Alianza) obtuvo el 44.3% del voto, mientras que la coalición abanderada por Delfina Gómez logró el 52.7%, una diferencia de 8.4 puntos porcentuales. En Coahuila, el PRI obtuvo consiguió el 47.3% de los sufragios, mientras que Morena solo el 21.5%, una diferencia de casi 26 puntos. En otras palabras, la unidad de las oposiciones fue insuficiente en el Estado de México, donde perdieron juntas, e innecesaria en Coahuila, donde el PRI hubiera podido ganar en solitario.
3. Otro hallazgo sorprendente es el contrastante valor electoral que muestran el Partido del Trabajo, el Partido Verde y Acción Nacional. En Coahuila, el PT obtuvo casi el doble de votos que el PAN (173 mil vs. 89 mil); mientras que en el Estado de México, los acuerdos al interior de la coalición obradorista le dan al Verde casi el mismo número de votos que obtuvo el PAN (624 mil vs. 701 mil). Sorprende, por un lado, el declive del panismo. Porque en Coahuila el PAN fue segundo lugar en 2017 (16.2%), mientras que ahora cayó al cuarto (6.7%); y en el Estado de México los panistas llevan tres elecciones al hilo sacando menos del 13% (12.9% en 2011, 11.3% en 2017 y 11.3% en 2023). Pero también sorprende, por el otro lado, la importancia estratégica que demuestran el PT y el PVEM para la coalición obradorista. En Coahuila, donde fueron separados, PVEM y PT sumaron 209 mil votos contra 280 mil de Morena; en Edomex, donde fueron juntos, los acuerdos de la coalición le adjudicaron al PT y al PVEM casi 1.1 de los 3.2 millones de votos que obtuvo Delfina Gómez (poco más del doble de la diferencia de que la separó de Alejandra del Moral). [1]
4. El PRD corrobora su irrefrenable vocación de especie en peligro de extinción, obteniendo apenas 2.9% en el Estado de México y 2.7% en Coahuila. En ambos estados su registro está en peligro. Dicho instituto político está perdiendo el único juego que le quedaba: tratar de sobrevivir. Lo lamento porque lo que llegó a significar en el espectro político mexicano, la posibilidad de una izquierda democrática, merecía mejor suerte; pero su captura por parte de un grupo dirigente tan oportunista, acomodaticio y mediocre como “Los Chuchos” acabó con él. Lástima.
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5. Los grandes ganadores fueron el obradorismo en el Estado de México y el PRI en Coahuila. Los grandes perdedores, Morena en Coahuila, el PRI en el Estado de México y el PRD en ambos. Los pequeños ganadores son el PT en Coahuila y el PVEM en el Estado de México. Y el pequeño perdedor en uno y otro estado es el PAN.
Nota del autor: [1] Este párrafo ha sido editado respecto a la versión publicada originalmente, para corregir un error en la forma de contabilizar los votos del PT y el PVEM en el Estado de México.
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Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.
