No cabe duda de que el ‘chapulineo’ es una de las constantes de la política mexicana. Y es que no son pocos quienes hacen a un lado sus principios y traicionan a sus partidos y compañeros buscando un cargo, una candidatura o la absolución política, como muchos de quienes en los últimos años se han ido a Morena. El más reciente ejemplo es el de la diputada oaxaqueña, Mariana Benítez.
#ElPersonaje | Mariana Benítez, ‘chapulina’ oaxaqueña
Y es que apenas hace unas semanas, doña Mariana abandonó el partido tricolor para sumarse a los guindas. Y no sólo eso, sino que anda con todo apoyando a la corcholata favorita, la itinerante Jefa de Gobierno de la Ciudad de México. Apenas el fin de semana, junto con el gobernador Salomón Jara, recibió a Claudia Sheinbaum en Oaxaca, quien anduvo de campaña, perdón… de gira de trabajo, por esas tierras.
Benítez aspira a suceder a Jara en el Palacio de Gobierno, con una escala en el Senado en 2024. Por eso en su carta de renuncia al partido que le dio todo, denunció el supuesto machismo de la Alianza y en repetidas ocasiones señaló que “era tiempo de mujeres”; aunque dicen que lo que sucedió es que en el tricolor no se la pusieron tan fácil en sus aspiraciones y que esos supuestos reclamos no fueron más que guiños a la regenta y al gobernador. Habrá que explicarle que poco funciona la carta de las mujeres cuando el partido al que se pasó eliminó las estancias infantiles y las escuelas de tiempo completo, le quitó recursos a los refugios de mujeres violentadas, replica estereotipos misóginos, niega los feminicidios y acusa de conservadoras a las mujeres que marchan. Parece que para doña Mariana el machismo se tolera, mientras no le afecte a ella.
Olvido y deslealtad
Mariana Benítez era una priista de primera línea en Oaxaca y a nivel nacional. Fue diputada federal, secretaria del Organismo Nacional de Mujeres Priistas, representante del PRI ante el IFE y, desde 2021 diputada local en Oaxaca, y gracias al PRI se convirtió en presidenta del Congreso Local. Nada de eso le importó a la hora de dejar su partido. Eso sí, cuando el PRI le pidió dejar la curul a la que había llegado de forma plurinominal, Benítez se negó. No cabe duda, trayectoria no es sinónimo de lealtad.
Pero por si fuera poco la deslealtad partidista, doña Mariana también ha demostrado falta de lealtad personal. Hay que recordar que, de 2012 a 2015, se desempeñó como Subprocuradora Jurídica y de Asuntos Internacionales en la desaparecida PGR. Ahí se convirtió en la mano derecha del Procurador Jesús Murillo Karam para muchos temas, e incluso fue muy vocal en la defensa de la “verdad histórica” en el caso Ayotzinapa. Cómo serán las cosas que Benítez no ha dicho nada del trato injusto al exprocurador, y cuando se le pregunta del caso Iguala, argumenta que ella estuvo de licencia de maternidad cuando ocurrieron los hechos y no tuvo conocimiento de la investigación. Poca memoria y poca lealtad.
Mariana Benítez no sólo se cambió de partido y ahora se deja fotografiar con Claudia Sheinbaum, parece que también les ha copiado la estrategia de campaña. Hace unos meses aparecieron por todo el estado anuncios espectaculares de una revista en los que Benítez protagonizaba la portada. ¡Lo que hay que ver!
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