Cinco elementos alimentan su confianza:
1.- Popularidad. En su quinto año de gobierno, el presidente continúa gozando de altos índices de respaldo y muestra capacidad de llenar plazas y transformar programas sociales en lealtad política. Aunque sabe que su popularidad no se transferirá automáticamente al candidato de Morena, no duda que le alcanzará para asegurar la presidencia.
2.- Oposición inexistente. Las políticas de López Obrador no han alimentado un movimiento opositor fuerte y unificado. La insatisfacción y molestia de las clases medias no ha sido capitalizada por los partidos de oposición que, con liderazgos desprestigiados, buscan más la protección de su franquicia política que la construcción de una alianza electoral viable, como lo demuestra la forma en que Morena ha arrasado en las elecciones estatales del sexenio.
3.- Empresariado ambivalente. Las conversaciones críticas de los empresarios hacia el presidente se mantienen en el ámbito privado y no tienen eco en otros círculos sociales. A cinco años de gobierno, el presidente se da el lujo de encarar a empresarios, como lo hizo con los banqueros, para señalar que en su gobierno han tenido utilidades históricas. Son muy contados los sectores, como el energético o de la construcción, que argumenten que el gobierno de López Obrador haya sido el desastre que se anticipaba en 2018. Con organizaciones muy cuestionadas y poco representativas, los empresarios han preferido mantener un bajo perfil político y dedicarse a recuperar “de lo perdido, lo que aparezca”. No parece haber suficiente rencor ni estados de resultados decepcionantes en la iniciativa privada que motiven el financiamiento de un fuerte movimiento contra el gobierno.
4.- El Ejército. Nadie puede pensar que hoy México esté en peligro de una asonada militar como en 1940. No obstante, el involucramiento de las fuerzas armadas en actividades económicas las convierte en un actor en la sucesión presidencial, como no había ocurrido en décadas. Su participación en la construcción de infraestructura, las pensiones militares que dependen del Tren Maya y el personal ocupado en la operación de aduanas, aeropuertos o aerolínea, lleva a las fuerzas armadas a apostar por la continuidad de estos privilegios. En las condiciones actuales, será más fácil sacar al Ejército de las calles que de la nómina.
5.- El T-MEC y nearshoring. La variable internacional también favorece a López Obrador. Estados Unidos y Canadá han sido cautelosos y tolerantes con las actitudes y políticas del gobierno mexicano, aunque afecten sus intereses económicos y violen los términos del T-MEC. Por el conflicto en Ucrania y el nearshoring, los socios comerciales de México han minimizado las posiciones ideológicas de López Obrador a fin de construir un vecindario seguro.
Por estas circunstancias, tan diferentes de las que vivió el presidente Cárdenas, López Obrador puede darse el lujo de pensar que no habrá mayor sobresalto en México si su movimiento lo continúa una persona con un ADN similar al suyo. Él quiere reescribir la historia nominando a un Múgica que continúe su transformación sin concesiones. El gran dilema de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto es cómo y qué tanto, acercarse al perfil que desea López Obrador y, parafraseando a Múgica, atreverse a decir: “Quitaos canallas, la Cuarta Transformación necesita todo el radicalismo para salvar el país”.
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Nota del editor: Antonio Ocaranza Fernández es CEO de OCA Reputación. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.