De ninguna manera se trata de la primera vez que el Tribunal Electoral interviene en la vida interna del partido fundado por el presidente López Obrador. El 30 de octubre de 2019, por ejemplo, anuló la convocatoria al Congreso Nacional de Morena en donde se elegiría a su dirigencia nacional; entonces se argumentó que el partido no contaba con un padrón de afiliados confiable.
La decisión del Tribunal llevó a que se prolongara el mandato de la entonces dirigente nacional Yeidckol Polevnsky, debido a la incapacidad del partido para organizar una elección fiable. Su periodo concluía el 20 de noviembre de 2019 y se extendió hasta el 26 de enero de 2020, cuando llegó Alfonso Ramírez Cuéllar como presidente interino, justo con la encomienda de organizar la elección de la dirigencia nacional.
De hecho, a Morena no le va bien con la organización de procesos internos democráticos. Cabe recordar también el accidentado proceso por el que Delgado asumió la presidencia del partido a partir del 5 de noviembre de 2020. Fue en una tercera encuesta que obtuvo el 58.6% de las preferencias frente al 41.4% de Porfirio Muñoz Ledo, una vez que el propio TEPJF le ordenó al INE organizar el proceso mediante encuestas para definir la dirigencia nacional morenista, tras varias impugnaciones.
Pese a la tranquilidad de Delgado en sus declaraciones, lo cierto es que el voto en sentido positivo del proyecto que se discutirá en los próximos días el TEPJF puede dinamitar el proceso de selección del candidato presidencial de Morena que se venía construyendo. Si el Tribunal ordena el retiro de la actual dirigencia nacional el 31 de agosto, se crea un conflicto de grandes proporciones: la elección de su nuevo presidente nacional en plena batalla por la candidatura presidencial morenista.
Los tiempos que la dirigencia de Morena ha marcado son claros: marzo-julio, trabajo territorial y de posicionamiento de los aspirantes; junio, reunión con los aspirantes para consensuar las reglas de la contienda interna; julio, el CEN lanza la convocatoria para la inscripción de los aspirantes; agosto, primera encuesta de reconocimiento; septiembre, segunda encuesta entre los aspirantes que acataron las reglas; noviembre, tercera encuesta con los cuatro perfiles más reconocidos y a partir de la cual se elige al candidato presidencial. Delgado y Hernández abandonarían a la mitad el proceso, apenas conocidos los resultados de la primera encuesta.
Habrá que esperar, primero, la resolución del Tribunal, y, de ser el caso, el mecanismo que se implementará al interior de Morena para evitar lo que se considera una intromisión y una violación a su autonomía partidaria.
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Nota del editor: el autor es politólogo. Doctor en Procesos Políticos. Profesor e investigador en la UCEMICH. Especialista en partidos políticos, elecciones y política gubernamental.
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